Capítulo 55: ¿Tu esposo?

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Ezequiel

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Ezequiel

Escucho la voz de la madre de mi mujer y me giro para darle la cara a todo el resto de mi familia. Mis padres y mi hermano me miraban confundidos y sorprendidos al mismo tiempo. Lo único que espero de ellos es su apoyo y que comprendan mis acciones cuando sepan la verdad completa. No ha medias con lo poco que han escuchado y es que, no merezco que ser juzgado sin tener la oportunidad de ser escuchado. Aunque en estos momentos no pudo sincerarme con ellos y menos a ver como mi hija salió corriendo al sentirse abrumada por las personas a su alrededor.

—Isabel, espera un momento que no he terminado de hablar contigo. —le gritó antes de perderla de vista y la observó girarse para devolver sus pasos hacia mí furiosa. Paso a hacerle una señal de alto antes de que diga algo más y luego giró mi rostro hacia las personas que nos acompañaban. —Por favor, familiares y amigos, les pido amablemente que se vayan y es que como se dieron cuenta la fiesta ha culminado. —les habló intentando ser lo más cordial posible.

Rápidamente observo como mi familia me asintió y como ellos mismos se encargaban de sacar a las personas que estaban demás aquí. Paso a girar mi rostro hacia mi hija y la atraigo a mi cuerpo en un abrazo que no me rechaza. No habló nada más para no arruinar este momento y solo me dedico a acariciar su cabello.

Desde hace mucho que me imaginaba, que ella no se lo tomaría nada bien y no niego que se me paso por la cabeza el mentirle nuevamente. Sin embargo, a la misma vez me pregunte:

¿Qué diferencia habría al enterarse hoy o dentro de una semana más?

A mi entender y conociéndola a ser mi hija, no iba a ver ninguna diferencia y es que su reacción iba a ser la misma sin importar el tiempo que pasará. Porque el tiempo no la haría cambiar de opinión tan fácilmente y justamente lo que yo esperaba sucedió. De antemano sabía que ella rechazaría abiertamente lo que tengo con Valentina, pero de lo único que no me esperaba es que se creyera que su amiga era una casa fortuna. Porque mi mujer no es así y no puedo permitirle que la culpa por todo.

Aunque había algo más profundo que me había impulsado a hacerlo esta noche y justamente eso había sido al estar sintiendo que estaba perdiendo su amor, su respeto y su confianza. Algo que no estaba dispuesto a dejar pasar por alto y es que, sin tener su amor, me sentiría el ser más incompleto.

Isabel es la niña de mis ojos, la princesa de papá y el mayor de mis tesoros.

—Princesa, reconozco que te he mentido todo este tiempo; pero solo dame la oportunidad para explicarte cómo sucedieron las cosas. —admito al ver que se ha apartado de mi abrazo.

—Por favor papá, solo dime que me mentiste con lo de los hijos que espera está zorra. —me suplica con las lágrimas bajando por sus mejillas y me acerco a abrazarla. Aprovecho también para dejarle un beso sobre su cabello y luego me aparto para verla a los ojos. —Solo dime que es mentira, papá.

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora