Capítulo 40: ¿Estás terminando conmigo?

368 24 11
                                    

🚫ADVERTENCÍA: 🚫

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

🚫ADVERTENCÍA: 🚫

EL CAPÍTULO CONTIENE CONTENIDO SEXUAL, ESTÁ A SU DISCRECIÓN LEER O NO.

Valentina

Siento la esponja recorriendo desde mi cuello hasta llegar a mi espalda baja y luego vuelve a subir en dirección contraria. Sonrió de mucha emoción al saber que Ezequiel estaba cumpliendo su palabra. Claro que mi emoción iba más allá de compartir un baño con él.

Oh Dios mío, ahora puedo decir que es mi novio y que yo soy su novia. Claro que esto significa mucho para mí y por supuesto que me llena de una enorme felicidad. Paso a meterme bajo el grifo de agua tibia para sacarme el jabón y sonrió dándome la vuelta para verlo.

—Date la vuelta y es que ahora es tu turno. —Ezequiel se dio la vuelta y tomó la esponja que me ofrece para enjabonar su espalda como él lo hizo conmigo.

La felicidad que siento en estos momentos no la cambio por nadie y así como tampoco permitiré que nadie se atreva a dañarla. Ni siquiera el recuerdo de la conversación que pude escuchar en el auto. Porque no me quiero imaginarme que Isabel sepa la verdad sobre mí y sobre su padre. Ahora solo tengo que pensar en qué haré para cambiarle su pensar y ya tengo algo en mente. Solo espero no volver a cagarla y que no le parezca nada sospecho.

Quizás, hablarle de Derek sirva de algo o de cualquier otro chico atractivo que supuestamente me ande gustando. No lo sé, pero algo tengo que hacer para arreglar mi metida de pata y que todo siga siendo un secreto hasta que logré convencer a mi mamá.

Respiro profundamente, porque no quiero que nada me empañe esta noche y lo mejor será no pensar en nadie más. Solo en mí, en mis hijos y en que compartiré la cama por primera vez con mi novio Ezequiel. Aunque tengo claro que no es la primera vez y más bien sería la tercera vez, pero en ese momento aún no era mi novio. Ni siquiera quiero que estas horas se acaben tan pronto y espero que pasen sumamente lentas. Espero que el reloj se detenga esta noche y que se me haga interminable el amanecer.

—Déjame meterme bajo el agua, niña. —me pidió Ezequiel y yo suelto un gruñido moviéndome hacia el otro extremo de la ducha.

Nunca me imaginé que Ezequiel me traería a la casa de campo de su amigo y es que le notifique la vez pasada cuando me comento que su amigo la alquilaba. Que algún día la alquilará para nosotros dos y justo lo hizo.

La verdad es que no le dije que se lo conté todo a Alicia. Porque vamos, no quiero que se enoje más conmigo y por eso prefiero quedarme callada. Ya es hora de que aprenda a cerrar mi boca y a decir justo lo necesario de nosotros.

En realidad, no pasamos mucho tiempo en el jacuzzi dado a que Ezequiel me dijo que solo diez minutos estariamos dentro y es que, según él, era el máximo que podría estar una embarazada dentro del agua con altas temperatura de calor.

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora