Capítulo 28: Mis secretos

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OJO: AL PRINCIPIO EMPIEZA CON UN POCO DE LO VIEJO, PERO DESPUÉS TODO ES NUEVO

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OJO: AL PRINCIPIO EMPIEZA CON UN POCO DE LO VIEJO, PERO DESPUÉS TODO ES NUEVO.

Al día siguiente

La fiesta había comenzado, las personas comenzaban a llegar por filtración y la música resonaba en todo el lugar. No solo eso, sino que también oía las voces de las personas hablando unas con otras y también veía a mi sobrino Alex corriendo por todo el departamento. No puedo ocultar que me sentía feliz al ver a mi familia reunida y de poder compartir con ellos. También me emociona ver la decoración que preparamos todas las chicas junto conmigo y anoche nos hemos acostado a eso de las dos de la madrugada.

Era algo bastante sencillo y con poco presupuesto; pero ni siquiera se notaba y parecía que lo habían hecho profesionales en temáticas de fiestas. Debo confesar que Isabel y Abigail hicieron un trabajo excelente decorando la pared. De repente observo a Isabel con su vestido blanco, pero lo que me sorprendió fue ver esa mancha roja en la parte de atrás y me levanté rápidamente de la silla para acercarme a su oído.

-¿Estás con el periodo? -le pregunté en un susurro.

-Si. -Hace una pausa para observarme. -¿Por qué?

-Acabas de mancharte. -le notifiqué y ella me miró muy avergonzada.

-Que vergüenza y yo que no traje más cambio de ropa. -dijo con su voz suave y con algo de pena.

-Te puedo prestar uno de los míos y ve delante que yo te cubro. -le contesto y ella asiente de inmediato.

Comenzamos a caminar de regreso a la habitación y ella entró de inmediato junto conmigo. Abro mi armario completo y saco todos los vestidos para dejarlos sobre la cama.

Soy muy organizada y mi guardarropa se encontraba organizado por tipos de prendas y por colores. Adjunte todos mis vestidos para tomarlos todos de golpe y los tiró sobre la cama. Isabel comenzó a mirar detenidamente y a pasar cada uno de los vestidos, pero se detuvo específicamente en uno.

Mi cuerpo se tenso en ese justo momento y le regalo una sonrisa para suavizar la expresión de mi rostro. Porque no podía quitárselo de golpe y es que eso sería muy peligroso. Quizás, provoque que ella sospechara algo y debo dejar que lo siga observando. Mierda, tengo que pensar en algo y rápido.

-Yo tengo este mismo vestido. -me exclama muy emocionada y tragué muy hondo.

-Qué casualidad. -exclame, pero ocultando mi miedo por ella haber descubierto su propio vestido en mi poder.

-Uno de estos días podemos ponernos el mismo vestido y luego tirarnos una fotografía. ¿Qué piensa de mi idea amiga? -me preguntó y vuelvo a tragar hondo.

Maldita sea, eso sería imposible y es que me será muy difícil conseguir el mismo vestido. ¿Cierto?

O al menos que tenga mucha suerte.

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora