Capítulo 54: Perdóname, princesa.

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Isabel

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Isabel

Estos últimos dos meses en mi vida han sido un jodido desastre. Porque he descubierto que algunas personas a las cuales quería y amaba me habían mentido. Joder, primero papá, luego la perra de Valentina y, por último, el imbécil de Noah.

Mierda, he llegado hasta a creer que tengo una maldita maldición encima y es que ha sido una decepción detrás de otra.

Claro que ha sido duro darme cuenta que me faltaba malicia y que debía dejar de creer que las personas a mi alrededor tenían los mismos valores positivos que poseo yo. Porque como hemos podido ver, no es así y es que, a mi alrededor, hay muchas personas que están faltas de ellos.

Juro que por el Padre Santísimo que está cuidándome desde los cielos, que yo jamás hubiese traicionado la confianza alguno de ellos y eso era, porque los consideraba personas muy importantes para mí.

Por otro lado, ya creo haber superado la ausencia que me provocó Noah y es que, para este tiempo, ya puedo verlo todos los días en clases sin tener ganas de llorar o de golpearlo por ser un imbécil.

"Vamos que de amor nadie se muere", así como me lo dicen todos y lo he confirmado durante este mes que he estado soltera. Porque mi corazón no ha dejado de latir y mis pulmones aún están llenos de oxígeno. Es más, ya ni siquiera me importa ese imbécil de mierda y mucho menos lo que haga con su vida. Porque sé que el karma existe y más adelante, el tiempo mismo se lo cobrará con creces.

Sin embargo, a los únicos que no estoy dispuesta a esperar a que el karma les cobre su traición es a esa perra que tengo como amiga y a mi papá. A ellos no se los perdonaré nunca y desean saber por qué. Porque les di la maldita oportunidad a cada uno de ellos para que fueran sinceros conmigo, pero...

¿Quieren saber qué pasó y que sigue pasando?

Que han preferido seguir mintiéndome he intentado verme la cara de estúpida y tonta nuevamente. Cosa que no lograrán jamás y le diré ahora el por qué.

Porque a esos dos no les creo ni el ave María, ni el espíritu Santo y mucho menos el Padre Nuestro. Esto es debido a que la confianza que les tenía se ha quebrado por completo. Es más, les diré que ya no hay nadie y ni nada que me vuelva a hacer confiar en esos dos mentirosos de mierda. Sin embargo, había decidido fingir que les creía cada una de sus palabras durante este tiempo y luego vino lo de Noah que me provoco que me distrajera por un momento.

Ósea, mi vida se volvió una completa mierda en tan poco tiempo y miro a la barra disimuladamente para encontrar a mi papá observando en nuestra dirección. Gruño bajo, pero no me preocupo porque la perra en celo está a unos pocos pasos de mí.

Mi mente viaja al recordar que el viernes pasado, mi papá se fue a quedar solo a un hotel y la excusa que me había dado no me la he tragado. Según él, necesitaba un respiro de mí. Ósea, de su única hija y hasta fue capaz de colgarme la maldita llamada telefónica diciendo que estaba ocupado. Esto provocó que me formulara la siguiente pregunta:

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora