13. Solo buscan atención

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—Vale, pero que no te dijimos nada ni de eso, ni de lo que nos habías contado porque tuvimos comprensión por ti

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—Vale, pero que no te dijimos nada ni de eso, ni de lo que nos habías contado porque tuvimos comprensión por ti. Sabíamos que para llegar a contarnos eso tuviste que tener mucha valentía pero eso no quita que no nos haya dolido escuchar lo que te has hecho a ti misma, ese daño mental y físico, eso nos duele Sophia—.

—Nosotros solo queremos que tengas más confianza con nosotros para que puedas abrirte sin problema— complementó mi madre.

—¿Y si queréis que me abra más con vosotros porque me lo decís aquí delante de los demás y no cuando estemos a solas? No sé— me cruce de brazos —Yo si esperé a que estuviésemos a solas, de hecho, mandé a la gente que había aquí para abajo—.

—¿Que mas te da que te escuchen ellos?— dijo mi padre refiriéndose a Gavi y a sus padres —Si ellos están a lo suyo—.

—Papá— lo miré —Se llama privacidad y es lo primero que debéis de entender si queréis que os cuente mis problemas. A mi me gustaría que nadie supiese de lo que os he contado. No podéis dejar que todo el mundo escuche y opine de los problemas que tenéis en casa—.

Mis padres están acostumbrados a hacer sus problemas públicos, a contárselos a la familia, a los vecinos, a los amigos... Y eso me hace desconfiar de ellos porque quién no me dice a mi que lo siguiente que vayan a contar tenga de protagonista mi nombre.

Que yo entiendo que se lo cuenten a alguien para que les ayude o lo que sea pero ¿que se lo cuenten a todo el mundo? Solo buscan atención y no pararan hasta encontrarla.

—Pero...— comenzó mi madre y yo la corté.

—Pero no, vosotros estáis acostumbrados a eso, de hecho, os gusta— pausé —Os gusta que toda la gente de vuestro alrededor hable de vosotros, de vuestros conflictos con otras personas, os gusta ser el centro de atención, pero a mi no. Por eso decidí venirme a Barcelona con Guillermo, porque no quería escuchar ni una palabra más del tito, ni mía, ni de nadie de nuestra familia. Que ya bastante pesada era la gente como para que vosotros siguieseis contando más cosas y así darle más cuerda al asunto—.

—Sophia... Nosotros queremos que entiendas que los problemas como mejor se solucionan son contándolos. Pero también tienes que dejarnos hacer lo que queramos, el contar algo o no es decisión nuestra, no tuya— dijo mi madre tocándome la rodilla con la mano y yo se la quité.

—¿Estas hablando en serio? — dije enfadada y ella asintió —Si es que, no  se para que os cuento nada, si es que por mucho que os diga siempre vais a hacer lo que os de la gana ¿no?— no respondieron —Pues nada— cogí mi móvil y me puse los cascos.

No me fui de allí porque no quería montar el numerito delante de los padres de Gavi pero ganas no me faltaban.

Me quite los cascos.

—¿Os podéis ir por favor?— les pedí.

—No nos vamos a ir— respondió mi padre.

—¿También os cuesta entenderme? Si no os vais ahora, mañana no me vais a encontrar aquí y lo digo enserio—.

—¿Pero por qué te pones así?— se quejó mi madre.

—Mama— pausé —Me acabas de decir que lo que te conté el otro día lo vas a ir contando por ahí. Cómo quieres que reaccione— pregunté.

—A ver, por ahí, por ahí... No— pausó —Pero al menos a la familia si ¿no? Tendrán que saberlo, digo yo, sino cuando te vean eso— dijo refiriéndose a los cortes —¿que van a decir? —.

Me reí en ese momento por no llorar vaya.

—Mamá ¿que parte de que quiero privacidad para mí no habéis entendido? Si de verdad me queréis los dos— recalqué ese los dos —demostrármelo, si de verdad queréis que confíe en vosotros, no contéis nada de lo que os he dicho y veréis como empiezan a cambiar las cosas. Intentarlo por favor—.

Mi madre suspiró.

—Vale, vamos a intentarlo— dijo dándome un beso en la mejilla.

—No cuesta tanto— reproché.

Después mi padre me dio otro beso y se fueron. Al cabo de una media hora se acabo la hora de las visitas y pues los padres de Gavi se fueron.

—¿Que te ha pasado con tus padres?— preguntó Gavi —Si se puede saber, claro—.

—Menos mal qué estabais a lo vuestro— recordé lo que dijo mi padre.

—¿Qué?— preguntó sin entender nada.

—Nada— lo miré —Ahora mismo no quiero hablar—.

—¿Segura?—.

—Segurísima— me puse con el móvil.

—Si necesitas hablar ya sabes— dijo con una sonrisa.

—Gracias—.

—A ti—.

—A ti—

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(𝐍𝐨)𝐬(𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬) || GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora