¿𝐍𝐨 𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐨 𝐧𝐨 𝐨𝐭𝐫𝐚𝐬?
Sophia Birlem, una chica que está ingresada por una enfermedad no diagnosticada va a conocer a un chico que viene al hospital por un golpe en la cabeza. ¿Estarán destinados a estar juntos o se quedará todo en un...
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—¿Qué tal las notas?— preguntó.
—Es verdad— se acordó Gavi.
—Me han quedado 4– dije con una sonrisa falsa.
—Pocas la verdad— dijo mi hermano.
—¿Pocas?— preguntó Gavi —Repite con eso—.
—¿Las vas a recuperar?— me preguntó mi hermano.
—No— respondí.
—¿Cómo que no?— preguntaron los dos sorprendidos.
—Lo he estado pensando bastante tiempo y no las voy a recuperar por el simple hecho de que me he perdido casi la mitad del curso y como yo pase de curso, el año que viene lo voy a pasar muy mal porque me va a faltar base— me justifique.
—¿Pero de verdad prefieres perder un año de tu vida?— me preguntó Gavi.
—No es perder un año de mi vida, es que yo no voy a ser capaz de sacarme 2º bachillerato sin haber asistido a 1º, que hay varios maestros que me han aprobado sin razón— le expliqué.
—Sin razón no, te habrán aprobado porque te lo habrás merecido— dijo él
—Que no Gavi— le insistí —Que no me vas a convencer—
—Pero es que el año que viene vas a estar sin tus amigos— insistió.
—Sin mis amigos no, David y Pablo repiten también, les han quedado 10–.
—¿10?— preguntó mi hermano sorprendido —Con lo aplicados que eran esos chicos—.
—Últimamente no son muy aplicados la verdad, la están liando todo el rato— respondí.
—¿Y prefieres quedarte con ellos antes que pasar de curso?— preguntó Gavi.
—En estas circunstancias sí— le respondí sincera.
—No sabes lo que estás haciendo, te vas a dejar influenciar por ellos y el año que viene no pasas de curso— pausó —bueno no, sí pasas de curso porque ya habrás repetido pero con 11 asignaturas suspensas—.
—Pero tu que sabrás— le pregunté exaltada.
—¿Qué yo qué sabré?— dijo elevando la voz —Te conozco mejor que nadie Sophia, te dejas llevar muy fácilmente—.
—¿Pero qué estas diciendo? Si no hace dos meses que nos conocemos y ya te crees que me conoces más que nunca—.
—Te conozco lo suficientemente para afirmar lo que he dicho—.
—No...— me interrumpió mi hermano.
—¡Parad ya de discutir!— elevó la voz para cortar la conversación —Que haga lo que le de la gana— le dijo mi hermano a Gavi —que ya es mayorcita para tomar sus propias decisiones—.
