76. Hola ¿no?

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—El que abuso de ti ¿verdad?— preguntó Gavi y antes de que le preguntara quien se lo ha dicho ya respondió él —me lo ha dicho Pedri, ¿como no me lo dijiste antes Sophia?—.

—Lo de de mi ex... pasó hace tiempo— comencé, mi voz un poco más firme de lo que esperaba —y aunque lo pasé fatal, he trabajado mucho para superarlo. No te lo conté no porque no confiara en ti, sino porque ya es una herida que ha empezado a cicatrizar. No quería que eso se interpusiera entre nosotros o que te sintieras obligado a tratarme de manera diferente—.

Gavi asintió lentamente, escuchando cada palabra con atención. No interrumpió, lo cual me dio valor para continuar.

—Lo que me está afectando más, es todo lo que está pasando con mi hermano y el hecho de que siento que estoy perdiendo el control sobre mi vida aquí. Me cuesta encontrar un lugar donde me sienta segura y en paz— hice una pausa. Me estaba costando hasta hablar —En Málaga, las cosas son más sencillas, es mi hogar, y, estando allí, siento que todo irá mejor—.

Gavi se pasó una mano por el pelo. Se le veía afectado por lo que le estaba contando y era normal, no era plato de buen gusto.

—Te entiendo perfectamente— dijo finalmente —pero... no quiero que te vayas pensando que estás sola, que no tienes a nadie aquí. Si realmente Málaga es lo mejor para ti, lo aceptaré, pero quiero que sepas que aquí también tienes un lugar, y no quiero que te alejes por sentir que no puedes contar conmigo—.

Sus palabras me llegaron al corazón, estaba siendo muy sincero y se notaba que realmente le importaba lo que me estaba pasando.

—Gracias— le sonreí —pero no es por ti ni nada, solamente necesito encontrar de nuevo la estabilidad que he perdido aquí—.

Después de eso los dos nos quedamos callados.

—¿Vas a dormir sola?— preguntó sacando el tema.

—Sí— respondí.

—Pensaba que no te gustaba dormir sola—.

—Y no me gusta— concluí —pero es que mis padres están en el hospital, Iván y Pablo tienen clase mañana y a Pedri y Ferran no los voy a llamar—.

—¿Quieres que me quede yo?— preguntó ofreciéndose.

—No— le respondí —no quiero que te hagas daño por quedarte a mi lado— le repetí sus palabras sin ninguna intención de juzgarlo —lo digo de verdad, no te estoy echando nada en cara— lo miré con compasión.

—Ya, pero no quiero dejarte sola, no te gusta—.

—Pero no quiero sentirme responsable después, así que no, yo duermo sola, total, tendré que acostumbrarme—.

—Bueno, pues entonces nada— dijo él levantándose —tengo que volverme a la Masía—.

Yo lo acompañé hasta la puerta y a cada paso que daba me arrepentía de no dejarle quedarse, pero era lo mejor para él.

—Bueno— sonreí forzadamente —Adiós Gavi—.

—Adiós— me sonrió —si necesitas algo no dudes en llamarme—.

—Lo mismo te digo— le respondí.

—Venga, adiós— bajó por las escaleras.

Después cerré la puerta y me quedé parada en la entrada. Tras unos minutos, encendí la tele y me puse "Aquí no hay quien viva" hasta que me dormí.

Al día siguiente me levanté, desayuné y me preparé para ir a ver a mi hermano. Como los chicos tenían entrenamiento a las siete de la tarde me dijeron que solo vendrían por la mañana, llamé a Pedri y me recogió en mi casa.

—Hola— me sonrió al entrar al coche.

—Hola— le devolví la sonrisa.

Fuimos hablando durante todo el camino y hablamos de todo, incluso de Gavi, porque fue él quien hizo que anoche apareciera en mi casa.

Al llegar al hospital mis padres no estaban en el pasillo. Me asomé a la habitación y mi hermano estaba de pie agarrado de mi madre, yo me quedé sorprendida al verlo.

—Hola ¿no?— preguntó con una sonrisa.

Yo fui corriendo a abrazarle pero con cuidado.

—¿Por qué no me habéis dicho nada?— les pregunté a mis padres cuando me separé de él y Pedri se saludaba con él.

—Porque queríamos que fuera sorpresa—dijo mi madre sonriente —se despertó ayer cuando te fuiste—.

—Esta mañana he visto tu publicación pero no podía darle like— rió Guille.

—¿Y como estás?— le pregunté.

—Bien, me siento débil, pero estoy bien. Poco a poco—.

Mi padre se acercó a Pedri para hablarle del partido de mañana y se pusieron los tres a hablar, dejándome a mi sola con mi hermano.

—¿Y tú?— me preguntó —¿Como has estado?—.

—Pff— reí nerviosa —muchas emociones en muy poco tiempo—.

—¿Por?— preguntó —cuéntame todo lo que ha pasado mientras damos una vuelta por la planta, así me muevo un poco—.

Le pedimos permiso a nuestros padres y salimos. Nada más salir empecé a hablar.

—No sé, no ha sido nada fácil— le comenté.

—Pero cuéntamelo todo desde el principio, que yo no me acuerdo de nada de lo que pasó, solo sé que me pasé bebiendo y que te abrí la puerta—.

—Pues mira—dije mientras andábamos —cuando entramos te caíste en el baño y los chicos y yo te llevamos al hospital. Al llegar al hospital yo no podía dejar de llorar, y cuando me dijeron que habías entrado en coma y fui a verte por primera vez, me desmayé fuera— me cortó.

—¿Que te desmayaste?— preguntó sorprendido.

—Sí, no sé, me empezó a faltar el aire, me dio como un ataque de ansiedad y me fui directa al suelo—.

—Joder, lo siento mucho todo— dijo triste.

—No pidas perdón— le dije —esa noche se quedó contigo Pedri y yo me fui a casa con Gavi, durmió conmigo—.

—¿Que si?— preguntó.

—Sí, Gavi ha estado todo el rato conmigo, pidió una semana por asuntos personales y todo— le comenté.

—Te quiere—.

—Sí—.

Le seguí contando mas cosas, que sus amigos y Pablo vinieron a verlo, lo de Iván y cuando llegué al tema de Gavi, le conté lo que hicimos el jueves por la noche y lo que pasó ayer.

—¿Como te acuestas con el?— preguntó riéndose.

—No sé, habíamos bebido, necesitaba tenerlo cerca y cuando me besó, se me olvidó todo, solo quería hacerlo y ya—.

Eso sí, no le conté nada de lo de que quería volver a Málaga, lo importante ahora mismo es que se recuperase bien.

(𝐍𝐨)𝐬(𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬) || GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora