77. Albanizca

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P.O.V PEDRI
Después de hablar con los padres de Sophia y Guille, escribí un mensaje por el grupo que tenía con los chicos.

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A los cinco o diez minutos llegaron Sophia y Guille.

—Vienen todos a ver a Guille— le dije a Sophia —Gavi, Ferran, Ansu y Balde—.

—Yo encantado— dijo Guille con una sonrisa.

Se le veía super animado.

P.O.V SOPHIA
Antes de volver a la habitación le pregunté a Guille por qué bebió más cuando llegó a casa.

—¿Pasó algo para que lo hicieras?— preguntó.

—A ver— empezó a explicarse —¿Te acuerdas que te dije que había estado en casa de Ainara?— me preguntó y yo asentí —pues ese día tuvimos una discusión fuerte porque no le dije que había ido a la fiesta de Ferran y se enfadó conmigo. Me dijo unas cosas...—.

—¿El qué?— le pregunté.

—Que ya no confiaba en mí, que si le había mentido con eso seguro que le habría mentido con más cosas y que era un mentiroso—.

—Es que es normal Guille, ¿por qué no se lo dijiste?— pregunté.

—No quería que se preocupara. Ella es muy celosa y pensé que si se lo decía lo iba a pasar mal— explicó mirando hacia el suelo.

—Pero mentirle no era la solución, Guille— le dije suavemente sin intención de juzgarlo. —Mira cómo ha terminado todo—.

—Lo sé, lo sé... Me he equivocado— suspiró él y unos segundos más tarde volvió a hablar —Después de la discusión, me sentí fatal. No sabía qué hacer, así que cuando llegué a casa lo único que se me ocurrió fue tomarme unas copas para olvidarlo todo—.

P.O.V GAVI
Literalmente tardamos diez minutos en ir al hospital cuando vimos el mensaje de Pedri. Al llegar fuimos a la planta de siempre y nos lo encontramos en la puerta de su habitación. A todos se nos dibujó una sonrisa en la cara al verlo tan bien.

—¡Guille!— exclamé mientras me acercaba para darle un abrazo fuerte. —Nos has tenido a todos en un sin vivir—.

Guille soltó una risa nerviosa.

—Lo siento— dijo devolviéndome el abrazo.

—Bueno, lo importante es que estás bien— intervino Ferran dándole una palmada en la espalda. —con que no vuelvas a asustarnos así—.

Ansu y Balde, que estaban un poco más atrás, también se acercaron a saludarlo.

—Nos alegramos de verte de nuevo, Guille— dijo Ansu con una sonrisa.

—Sí, por fin— añadió Balde, dándole un apretón de manos —se te ve muy bien—.

Me asomé a la habitación y saludé desde a fuera a los padres de Sophia, ella estaba en una silla con una libreta en las rodillas y mirándola concentrada, serían deberes.

—¿Qué es?— le pregunté acercándome.

P.O.V SOPHIA
—Lengua— le respondí —¿De dónde viene la palabra albanizca?— le pregunté levantando la vista de la libreta.

Gavi me miró con una expresión de sorpresa y luego sonrió, como si no se esperara esa pregunta.

—¿Albanizca?— preguntó confuso —¿Eso es una palabra?— rió.

—Sí, la encontré en un libro antiguo de mi abuela hace tres años o así, cuando todavía vivía en Málaga— respondí. —Al parecer, se usaba para describir algo que era difícil de entender o que tenía un significado oculto, rollo un enigma o un misterio— me expliqué.

Gavi asintió lentamente, procesando la información.

—¿Y por qué estás buscando eso?— preguntó curioso.

—Es para una redacción— expliqué. —Tenemos que escribir sobre palabras que ya no se usan y darle un nuevo contexto en una historia—.

—Que difícil...— comentó —pero aún así me gusta la palabra. Albanizca...— alargó el sonido de la palabra en un tono pensativo.

—He pensado en que un chaval tenga que descifrar un mensaje en clave, algo que otros no pueden entender, algo... albanizca—dije sonriendo un poco por lo extraño que sonaba.

—No está mal, podrías hacer que el mensaje sea algo que cambie totalmente la vida del chaval, algo importante— aclaró.

—Esa es la idea—respondí, sorprendida de lo fácil que fluían la conversación y nuestras ideas.

Después de eso cerré la libreta y nos volvimos con los chicos. Estaban en un sofá sentados y hablando.

—Por fin venís— dijo Pedri —tanta libreta, tanta libreta...—.

—Tengo que hacer todo lo de esta semana, que no es poco— reí.

—Que pereza— dijo Ferran.

—Ya, pero es lo que hay— le dije yo.

—Yo la asignatura que más odiaba del insti era química— dijo Ferran sacando un tema de conversación.

—Yo historia— añadí yo —el año que viene me va a costar Historia de España—.

—Yo creo que la mía era Lengua— dijo Gavi —o inglés— pensó —era inglés— admitió riendose.

—Yo educación física— dijo mi hermano.

—¿Educación física?— preguntaron todos extrañados y mi hermano asintió.

—Tenía un profesor que... telita— dijo molesto recordándolo.

Mi madre se acercó a mí y me dijo que ella y mi padre se iban a nuestra casa a descansar, que llevaban toda la semana durmiendo en el hospital y necesitaban una buena cama.

Después de hablar un rato con los chicos me fui a la silla a seguir adelantando cosas. Tenía mucho que hacer y solo tenía hoy y mañana. Por no hablar de que el jueves tengo examen de Matemáticas.

Con el tema del instituto, mis padres dijeron que podría volver a Málaga en el tercer trimestre, que ya habían hablado con el instituto en el que estaba y había una plaza para mí. Quedaba un mes o así para eso, el trimestre empezaba después de semana santa, (estamos a 11 de marzo) el 2 de abril.

Ver como mi vida estaba cambiando me ponía feliz, pero a la vez me ponía triste ver como la vida que tenía aquí se iría apagando poco a poco, o al menos por un tiempo.

(𝐍𝐨)𝐬(𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬) || GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora