71. Dar por hecho las cosas

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Me levanté a las nueve porque estaba sonando mi móvil, lo cogí y vi que era Pablo, que me estaba llamando.

—Que— le respondí con los ojos medio cerrados mientras me incorporaba en la cama.

—¿Te has quedado dormida?— preguntó riéndose.

—No voy a ir en toda la semana— le conté.

—¿Por qué?— preguntó extrañado.

—Mi hermano está en el hospital—.

—¿Qué dices?— preguntó —¿qué le ha pasado?—.

—¿Te acuerdas que el sábado fui al cumpleaños de Ferran?— le pregunté y asintió —pues al volver a mi casa me encontré a mi hermano en el suelo, había bebido demasiado y no se porqué—.

—Ostia— habló por el otro lado del teléfono —esta tarde me paso por allí para que no estes sola—.

—Vale, aunque no estoy sola, Gavi lleva conmigo desde el primer momento—.

—Cabrón pero con buen corazón eh— rió al otro lado.

—Se está portando muy bien— sonreí y lo miré. Estaba dormido.

—Pues si la verdad—.

Estuvimos hablando unos minutos más hasta que Pablo tuvo que volver a clases. Cuando colgué fui a la cocina y preparé dos desayunos, uno para mí y otro para Gavi, por lo bien que se estaba portando conmigo.

Cuando llegue a mi cuarto con la bandeja vi que Gavi estaba despierto. Al verme se quedó mirándome extrañado mientras se reía.

—¿Qué?— le pregunté con una sonrisa poniendo la bandeja en la cama.

—Es la primera vez que me traen el desayuno a la cama— sonrió —Gracias— cogió una tostada.

Cogí mi desayuno de la cocina y me lo llevé al cuarto para comer con Gavi, me senté en frente suya y puse mi plato en la bandeja también.

Cuando terminamos de desayunar nos fuimos al hospital. Al llegar estaban mis padres solos, los chicos tenían que entrenar porque este finde tenían partido.

—¿Cómo está Guille?— pregunté acercándome a ellos.

—Ha tenido una noche tranquila— dijo mi madre con una sonrisa débil. —Los doctores dicen que sigue mejorando, aunque lentamente—.

Poco a poco.

Ahora mismo no quería pensar en las secuelas que podría tener Guillermo tras el coma si las tuviese, solamente me centraba en que estaba mejorando y que cada vez quedaba menos para que despertase.

La primera noche lo pasé fatal sabiendo que podría perder a mi hermano, pero saber que va mejorando solo me tranquiliza.

Los ratos en el hospital empezaban a hacerse rutina. Todo los días veíamos las mismas paredes, escuchábamos el mismo sonido, ya me agobiaba estar allí, por eso un par de días después decidí irme con Gavi a dar una vuelta lejos del hospital.

Jueves 9 de marzo de 2023
Salimos de allí por petición mía. Gavi no se había separado en ningún momento desde que pasó lo de mi hermano y se lo agradecía a cada rato.

—Te he dicho mil veces que no tienes que darme las gracias— rió mientras caminábamos.

—Sí que tengo, no cualquiera hace esto— le expliqué mientras miraba hacia el suelo, viendo donde caminaba.

Estuvimos andando hasta que llegamos a la playa. Había un atardecer tan bonito, era un naranja rosado tan intenso que no quería que se hiciera de noche nunca.

—¿Nos sentamos?— preguntó y asentí.

Nos sentamos en un borde que había antes de tocar la arena, nos pusimos mirando hacia el mar con cuidado de no tocar la arena, ya que llevábamos ropa normal y de invierno. Todavía no había empezado a hacer frío.

Nos quedamos en silencio un rato hasta que Gavi lo rompió.

—Este es uno de los momentos en los que uno se da cuenta de lo importante que son las cosas—.

Yo lo miré intrigada.

—¿A que te refieres con eso?— le pregunté a pesar de tener una idea de por donde iba.

—A veces estamos tan encerrados en nosotros mismos, en nuestras preocupaciones, en lo que tenemos que hacer... que nos olvidamos de lo importante que es la presencia de nuestros seres queridos— habló mirando hacia el frente —Lo de tu hermano me ha hecho pensar mucho en mi vida y en como a veces damos por hecho la salud y la presencia de los que mas amamos—.

No iba a negar que yo también había estado pensando en eso estos días. Todo lo de Guille me había hecho valorar el tiempo que paso con mi familia.

—Yo también he pensado en eso— dije —Las primeras horas en el hospital me crearon un miedo terrible a perder a mi hermano. Yo creo que ese ha sido el único momento en el que me he dado cuenta de que verdaderamente puedo perderlo —pausé —y es que— quise explicarme —siempre he dado por hecho su salud, siempre he pensado que habría tiempo para todo, para arreglar cualquier pelea, para pasar un rato juntos, para ver una pelicula... pero cuando esto te pasa te das cuenta de que el tiempo es más frágil de lo que creemos—.

Gavi me miró reflejando una empatía profundo.

—Es duro que tengamos que aprenderlo así, pero así es la única manera de hacerlo—.

—Ya— dije apoyando mi cabeza en su hombro y sin pronunciar ninguna palabra más —¿Puedo?— le pregunté reincorporándome y el asintió—gracias—.

Desde lo de mi hermano Gavi y yo hemos estado más unidos, pero ninguno de los dos teníamos intención de ser algo más, o eso creo, al menos por mi parte. Habían sentimientos de antes, como es normal, pero no son suficientes como para volver con él.

P.O.V GAVI
Después del rato en la playa decidimos volver al hospital, ya era tarde y empezaba a hacer frío. Eran las ocho de la tarde cuando decidimos volver y las nueve cuando llegamos. Al llegar nos encontramos con una visita no tan agradable, ni para mí, ni para la que era su ex. Sí, estaba Iván allí.

—No puede ser— dijo Sophia al cruzar el pasillo y verlo allí. Se quedó quieta literalmente.

—¿Qué hace aquí?— le pregunté.

—No tengo ni idea— respondió.

Al vernos se acercó a nosotros. Al fondo del pasillo pude ver a mis amigos, a Pedri, a Ferran... y tenían las mismas caras que nosotros.

—Hola— se acercó Iván.

Los dos lo saludamos.

—Sophia, ¿podemos hablar?— le preguntó.

—Si vas a empezar otra vez con lo mismo no— respondió ella.

—...

(𝐍𝐨)𝐬(𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬) || GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora