15. ¿Y mis padres?

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Al día siguiente

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Al día siguiente...
Me levanté a las diez, desayuné y me fui al tratamiento con mi hermano. Me lo tenía que poner hasta el martes con lo que me quedaban 5 días contando el día de hoy. Y se supone que el martes por la tarde me dan el alta. Cuando llegamos a la sala del tratamiento hicimos lo mismo que ayer, hablar.

—Ayer me peleé con mamá y papá— solté.

—¿Por qué?— preguntó mi hermano sorprendido.

Le conté todo lo que pasó y él me entendió. Él también odia que mamá y papá le cuenten sus problemas a todo el mundo. De hecho, el tuvo problemas serios con una familia por culpa de ellos dos.

Un rato más tarde...
Cuando terminé de ponerme el tratamiento me volví a la habitación y vi a Gavi hablando con Ferran. Me extraño ver a Ferran y a Pedri no.

—Hola— sonreí —¿Y Pedri?— pregunté.

—No podía venir hoy— respondió Ferran.

—Ah— respondí.

—Chavales— dijo mi hermano sacando la nintendo switch de su mochila —¿Os echáis un Fifa?

Yo me reí al verlo con la nintendo en la mano y con una sonrisa de oreja a oreja.

—Venga— dijo Ferran.

—Si ya soy malo jugando en la play no me quiero imaginar en la nintendo switch— dijo Gavi entre risas mientras se acomodaba en la cama.

—No importa— dije yo.

—Nos ponemos por equipos ¿no?— preguntó mi hermano.

—Sí— respondí.

—Yo con Ferran— dijo Gavi.

—Pues perfecto— respondió mi hermano.

Conectamos la nintendo en la tele del hospital y nos echamos un amistoso. Solo que ahora cambiábamos los roles, ellos jugaban con el Real Madrid y nosotros con el Barça.

—Vaya equipo has escogido— le dije a mi hermano.

—Pues muy bonito que es— dijo Ferran.

—Venga que empezamos— dijo Gavi emocionado cuando sonó el pitido del árbitro.

En la primera mitad nos marcaron dos goles, bueno, los dos goles los marcó Ferran, Gavi no marcó ninguno. Después en la segunda mitad marcamos nosotros otros dos goles, el primero lo marcó mi hermano y el segundo yo. Lo marqué en los últimos minutos de descuento

—¡GOOOOL!— gritamos mi hermano y yo a la vez.

—¿Quién ha marcado eso?— preguntó Ferran sorprendido.

—¿Me estas diciendo de verdad que acabamos de quedar empatados?— dijo Gavi cabreado cuando escuchó el pitido del árbitro.

—Bueno— rió Ferran —Que hemos empatado por mí eh— le dio un toque a Gavi en el hombro —que sino nos quedamos en 2-0–.

—Yo es que no entiendo los controles estos— dijo Gavi soltando una excusa.

—Claro...— reí.

—Después de comer nos echamos otra— dijo Gavi.

—Venga— dije yo desafiante.

Y como siempre, bueno, como siempre no, como estos días, Ferran y mi hermano se fueron juntos a comer y nos quedamos Gavi y yo solos. Nos habían traído la comida, eran macarrones. Llevaba sin comer macarrones desde la primera semana que estoy aquí.

—Por fin algo bueno— dijo Gavi riéndose.

—Hombre para ser tu penúltimo día aquí está genial ¿no?— sonreí.

—La verdad es que sí— empezó a comer.

—¿A que hora te dan el alta mañana?— pregunté.

Esperó unos segundos para tragarse la comida que tenía en la boca y así poder hablar.

—Creo que por la mañana— respondió.

—Entonces te queda nada aquí—.

—Ya— pausó —En verdad tengo ganas de irme de aquí—.

—Normal— dije yo y el se rió.

—Supongo que tu tendrás más ganas que yo —.

—No te imaginas cuanto—.

—¿Cuando te dan el alta a ti?— preguntó.

—Se supone que el miércoles—.

—Na'— rió —El sábado que viene nos vamos de fiesta todos—.

Yo me reí al escuchar eso.

—Lo digo enserio eh— se puso serio.

—No he dicho lo contrario— me puse seria yo también.

Después vinieron Ferran y mi hermano y nos volvimos a echar otra partida pero esta vez nos cambiamos los equipos. Mi hermano iba con Gavi y yo con Ferran. Esta vez iba con el Madrid.

—Este equipo sí— dije preparándome para jugar.

—Eres del madrid o qué— me preguntó Ferran.

—¿No se nota?— dije con una sonrisa.

Y empezamos a jugar. En la primera mitad metimos tres goles, yo metí dos y Ferran metió uno. Ellos también nos marcaron, pero nos marcaron dos goles, uno lo marcó Gavi y otro mi hermano, por lo tanto, íbamos ganando.

En la segunda parte metimos otros tres goles, esta vez Ferran marcó dos y yo uno, con lo que habíamos metido tres goles cada uno. Al final quedamos 6-2, ellos no metieron ningún gol en la segunda parte.

—Vaya paliza— dijo Ferran chocando los cinco conmigo —Eres buena eh—.

—Tengo de quién aprender— miré a mi hermano con una sonrisa.

Después llegaron las ocho y mi hermano se fue a trabajar. Y sí, trabaja durante toda la semana de ocho y media a cuatro de la mañana. Se supone que cuando acabe mayo (Estamos a 14) ya habrá ahorrado el dinero suficiente para pagar el alquiler del piso y dejará el trabajo.

Un rato más tarde vinieron los padres de Gavi pero los míos no vinieron y eso me extraño muchísimo.

Ellos siempre vienen a esta hora y más cuando no he tenido compañero de habitación, cuando he estado en esa situación uno de ellos se ha quedado a dormir conmigo para que no estuviese sola.

—Hola Sophia— dijo Irene entrando por la puerta con una sonrisa.

—Hola Irene ¿Sabes si han venido mis padres?— pregunté.

—Aquí no ha venido nadie todavía— se le quitó la sonrisa de la cara —Tendrían que estar aquí ¿verdad?—.

—Si, por eso digo—.

—Si, por eso digo—

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(𝐍𝐨)𝐬(𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬) || GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora