Parte 4

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Jimin caminó hacia la habitación de la menor y abrió la puerta.

Hari se veía algo deprimida. Así que decidió acompañarla para que se sintiera un poco mejor.

Se sentó a un lado de ella en la cama y tomó una de sus hermosas muñecas.

— No iré a la escuela. ¿Verdad? — el mayor la miró y se dio cuenta de su tristeza.

— Hari, es por tu bien.

— Pero yo quiero ir.

— Tal vez no entiendas el peligro que corres ahí, pero pronto lo sabrás. Cuando seas mayor, te darás cuenta de muchas cosas.

— Jimin ...

— Princesa, ya no insistas. — le dijo acariciando su cabello y la menor permaneció callada. — Y... ¿Qué tal estuvo el chocolate?

— Delicioso. — a pesar de que su respuesta fue positiva, la manera en la que se la había dicho no lo era.

— Escucha. Tomé una decisión. ¿Quieres aprender a leer y escribir? — la niña asintió ilusionada — Tomarás clases.

— ¡¿En serio?!

— Pero no irás a la escuela. Tengo un amigo que estudió educación. Así que es maestro. Le pagaré para que te dé clases privadas. Él vendrá y te enseñará lo que necesites. ¿Te parece?

Hari lo miró no muy convencida.

— Pero yo quería ...

— Sé lo que querías. Pero no se va a poder. Deberías ser agradecida. No cualquier niña tiene lo que tú. Seok Jin, So Hye y yo te damos todo. Y ahora pagaré clases privadas para ti. No seas malagradecida, toma lo que te damos y aprécialo.

La menor agachó la cabeza avergonzada y asintió algo intimidada.

— Lo siento. Gracias, Jimin.

— Esa es mi nena. — dijo para después depositar un pequeño beso en su frente.

La puerta sonó al ser golpeada, dando a entender que alguien había llegado.

— ¡Ya voy! — gritó Park acomodando la vestimenta de la niña. — ¿Recuerdas las reglas?

Hari asintió como si de un mini soldadito se tratara.

— Esconder muy bien la cola, nunca quitarse el gorrito y jamás cambiar a mi forma de gatita.

— Y...

— No responder nada de lo que él me pregunte.

— Muy bien. Cualquier cosa...

— No lo sé.

— Esa es mi chica. — depositó un beso en su mejilla. — Tengo que ir a trabajar. Pero So Hye debe venir dentro de unos minutos. Pórtate bien.

— Siempre lo hago.

— Sigue haciéndolo. Ahora, vamos.

Jimin tomó de la mano a la menor y juntos caminaron hasta la sala principal. La niña se sentó en el sofá y Jimin corrió a abrir la puerta.

— ¡Jimin! — habló de manera entusiasmada una voz masculina. — Tanto tiempo sin verte. Nunca me imaginé que ya serías todo un hombre. ¿Dónde está la pequeña?— dijo buscando en todo el lugar y su rostro se conectó con el de la pelinegra inmediatamente.

El castaño se quedó sin habla y se acercó a la niña emocionado.

— T-Tae... Espera...

Los ojos azules de la pequeña miraron al castaño con algo de temor.

Little Cat (Jimin y tú) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora