Parte 9

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Jimin miraba al mayor como si le estuviese contando un mal chiste. La menor se escondía detrás de Seok Jin para no ser reprendida por Park y sujetó con fuerza las tiras de su mochila, esperando a que Jimin diera una buena señal.

¿Llevársela? ¿Acaso estaba loco?

— Estás mal de la cabeza si piensas que voy a permitir eso. — miró a la menor — Hari, regresa tus cosas a donde estaban. No irás a ningún lado.

— Pero yo quiero ir.

— Ya dije que no. No me hagas enojar y mejor vuelve a tu habitación, ahora.

La menor agachó la cabeza unos segundos deprimida y comenzó a alejarse de Seok Jin para ir a su habitación.

— No. — Seok Jin la tomó de su bracito y la colocó a su lado una vez más. — Ella irá conmigo, quieras o no.

— Yo soy quién debería darle permiso y no se lo estoy dando. Así que déjala ir.

— ¿Qué pasa contigo, Jimin? Estás histérico. Sólo será una semana.

— ¡¿Una semana?! ¡¿Piensas mantenerla lejos de mí por una semana?! Estás loco.

— No. Tú estás loco. ¿Cómo te atreves a mantenerla aquí encerrada? Además. ¿No te quejabas de que sólo viviera contigo? Te estoy dando la oportunidad de tener tu tiempo a solas y lo estás desperdiciando.

— Jin, Hari no está acostumbrada a estar lejos de mí.

— Ella tiene qué aprender.

— Ella es muy especial en ciertas cosas. No le gusta dormir sola.

— Eso lo podemos solucionar. Dormirá conmigo. — Jimin sintió algo removerse incómodamente en su interior al escuchar eso.

— Suele pedir leche con chocolate tibia, todas las mañanas.

— ¿Eso era un problema para ti? Vaya, cada vez me impresionas más, Park.

— Tienes que estar pendiente de lo que ve en la televisión. Ella suele ser muy curiosa, por lo que evito que vea cosas de adultos.

— Eso es fácil. Configuraré la televisión.

— Jin...

— Ya ríndete, Jimin. Hari se irá conmigo y volverá dentro de una semana. — Jimin suspiró rendido y cerró los ojos asintiendo.

— De acuerdo. — Hari lo miró impresionada. — Pero debes llamarme cada noche para saber cómo estás. — le dijo a la pelinegra — Yo te llamaré todas las mañanas.

— ¡Sí, lo prometo!

Hari corrió hacia Jimin para abrazarlo fuertemente.

— ¿Desde cuándo tenías planeado todo esto, eh? — le preguntó mientras la apretaba contra su cuerpo. — Debes dejar de enojarte así conmigo. — se separó levemente de ella — No quiero que pienses en dejarme solo. — la niña lo miró con una tierna sonrisa.

— Eso jamás pasará, Chim-chim. — le dijo depositando un pequeño beso en su frente. — Te quiero, Jiminie.

— Y yo a ti, princesa.

Hari miraba todo a su alrededor con asombro. Tenía mucho que no salía a la calle, exactamente desde que Jimin la recogió. Seok Jin la miró con una sonrisa mientras manejaba.

— ¿Te gusta la ciudad?

— Es enorme.

— ¿Verdad que sí?

Little Cat (Jimin y tú) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora