Parte 47

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— Agh... Duele... — se quejó el pelinegro mientras sentía a la leopardo caminar — ¿Podrías moverte más despacio? — el animal gruñó en respuesta y Jimin tuvo que buscar cómo acomodarse. — Ya casi llegamos, eso es lo bueno. — dijo mirando el camino — Dobla por aquí. — le indicó, haciendo que la menor obedeciera. Cuando lo hizo, lo primero que visualizaron fue el auto en una calle solitaria — Muy bien, con cuidado. — Hari miró a ambos lados para cerciorarse de que no hubiese nadie y cruzó la calle para después esconderse detrás del vehículo. — Agh... Voy a ... Bajarme... ¡Agh! — se quejó al caer al suelo.

La menor tomó su forma humana y gateó hasta él con preocupación.

— ¿Estás bien? — le dijo mirándolo fijamente. Jimin la miró y se levantó asustado para después quitarse su chaqueta, colocándosela en su cuerpo.

— Por Dios, Hari. Estás desnuda. Podrías haber esperado a que abriera el auto para que entraras y cambiaras. ¿No lo crees?

— Lo siento. — dijo para después mirar hacia atrás con nerviosismo — Creo que alguien viene.

— ¡¿Qué?! Oh, no. Ven aquí. — le dijo para recostarla rápidamente y colocarse sobre ella para cubrirla.

Hari no se percató de cuando el mayor la había tumbado en el suelo y cuando se dio cuenta de ésto, sintió sus mejillas arder al sentir la pierna del pelinegro entre las suyas.

Una pareja pasó junto al auto y cuando miraron detrás de éste, los ojos de la mujer se abrieron de golpe al ver a Jimin sobre Hari y se acercó a ellos para golpearlos, pero sólo logró herir a Jimin, ya que cubrió a la menor con su cuerpo.

— ¡Pervertidos! — gritó la señora.

— ¡Busquen un hotel! — gritó su esposo para después tomar la mano de su mujer y alejarse del lugar a toda prisa. — ¡Llamaré a la policía!

— ¡Agh! — se quejó el pelinegro sobando su cabeza — Esa loca... — Hari seguía mirándolo avergonzada y cuando Jimin conectó sus ojos con los de ella, la menor desvió su vista rápidamente — ¿Qué pasa? — le preguntó angustiado — ¿Te sientes mal? — le dijo colocando una de sus manos en su frente. — Estás caliente. Debe ser porque estás desnuda y hay algo de frío. Déjame abrigarte y ... — el mayor se percató de su pierna entre las de la menor y la miró fijamente — Ah... Ya veo. — le dijo con una sonrisa juguetona — ¿Estás avergonzada? — Hari lo miró con los ojos muy abiertos — Eso me da a entender que sí.

— ¿De qué demonios hablas?

— No te permito decir malas palabras, Hari. Tendré que castigarte por eso. — le dijo acercándose a sus labios peligrosamente. Hari sintió su cuerpo estremecerse al oír aquello y sintió la pierna del mayor rozar su intimidad.

— Mgh... ¿Qué estás haciendo? — le preguntó nerviosa.

— Me encanta cuando jadeas. Me vuelves loco.

— No empieces, Park. No es momento para eso... A-hh~… — la menor cubrió sus labios rápidamente para evitar soltar más gemidos.

— Vamos, princesita. No los contengas. — le dijo para comenzar a besar su cuello — Déjame escucharte ... ¡Auch!... — se quejó al sentir cómo Hari le pateaba su entrepierna — O tal vez no... — dijo para después sentir cómo Hari lo apartaba de su lado — ¡Maldición, Hari! ¡Eso duele!

— Te dije que no era el momento. Estamos en la calle. — lo reprendió para después ponerse de pie y abrir la puerta trasera del auto — Tomaré una de tus batas del trabajo prestada. ¿Está bien? — le preguntó mirando cómo Jimin se tapaba adolorido su entrepierna. — Lo siento mucho, Jimin.

Little Cat (Jimin y tú) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora