84. AYUDA, POR FAVOR.

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-Cállese, señora Hudson-dijo Sherlock apenas la mujer entro a la habitación, apenas si girándose a mirarla brevemente, sin dejar de bailar con la nada.

-no he dicho nada-replico ella con cierta confusión, causada no solo por las palabras del pelinegro, si no también por la sorpresa de que la melodía en violín que escuchaba incluso desde la planta baja proviniera de una pequeña bocina y no del violín de Sherlock.

-formulaba una pregunta, es físicamente doloroso verla pensar-

-creí que tu estabas tocando-continuo la señora Hudson mientras se internaba más en el lugar, dejando la bandeja que cargaba con té en una de las mesas cercanas.

-si, era yo-acepto él, dejando de bailar-tocaba-agrego con cierto énfasis,  mientras se apresuraba a completar las notas escritas en un papel que mantenía junto a la bocina-

-¿estabas bailando?-preguntó interesada, con una sonrisa que adornaba su rostro ante la incredulidad que eso le causaba.

-era solo una prueba-se defendió Sherlock, como si le estuviera acusando de algo.

- ¡Una prueba!-

- ¿Por qué esta aquí? -la interrumpió antes de que pudiera agregar algo más, girándose por completo para mirarla, pues por el tono que había usado, parecía divertida por sus acciones, como si estuviera presenciando alguna clase de espectáculo estrafalario.

 -te traje tu té matutino-respondió la mujer, sin perder su buen humor-no sueles estar despierto-vacío con delicadeza un poco de leche sobre la taza que llevaba, continuando después con la infusión del té- ¿y bien?-pregunto mientras le ofrecía la taza, tomando asiento en el sillón frente al detective- ¿Ya han planeado algo para la boda?-

No había pasado desapercibida para ella como tanto John como Sherlock ya llevaban un anillo de compromiso.

- ¿Qué boda? -

-La boda-exclamo emocionada-tu boda con John-recalco, divertida por la distracción que mostraba.

-donde dos personas que viven juntas van a la iglesia, tienen una fiesta, se van de vacaciones y siguen viviendo juntas ¿por que es tan importante? -

-Que John no te escuche decir eso, fuiste tú el que insistió con casarse- le recordó-el matrimonio te cambia como persona, en formas que no puedes imaginar-intento explicarle.

-también la inyección letal-añadió Sherlock, tomando otro sorbo de su te, pero termino dejándolo sobre la mesita de un costado.

-mi amiga Margaret por ejemplo fue mi dama de honor principal, seriamos mejores amigas por siempre, lo juramos...-

-¿hoy no trajo galletas? -decidió interrumpirla de nuevo, levantándose de su asiento con rapidez.

-ya no hay-contesto apresurada-... pero después del matrimonio no volví a verla...-

- ¿ni en las tiendas? -cuestiono de nuevo, sin tener mayor interés en lo que su casera parecía tan obstinada en querer contarle.

-... lloro todo el día, dijo que era el fin de una era...-

-la de la esquina seguro debió abrir-intento terminar la conversación, esperando en la entrada a que la mujer saliera, presionándola con la mirada.

-probablemente tenía razón-agrego con tristeza la señora Hudson aun sentada sobre el sofá-recuerdo que se fue temprano pero ¿Quién se va de una boda temprano? Es tan triste-concluyó al recordar ese día.

-si, bueno, seguro tiene cosas que hacer-trato de nuevo el detective, más impaciente por que esa absurda conversación terminara.

-no, de hecho no-negó la mujer-sobra tiempo para...-

-Galletas-le ordeno, esta vez logrando una reacción diferente en la mujer, que parecía ofendida.

-en verdad voy hablar con tu madre-le dijo molesta, apresurándose a salir.

4. DETECTIVES: ENCRUCIJADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora