37. IDIOTA

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Sentía su cuerpo cada vez más tenso, con aquellos minutos sobre el helicóptero siendo los más largos de su vida, estando ansioso por estar en tierra y poderse mover en busca de Sherlock, pues la llegada del fin de otro día le hacía más notorio el tiempo que Sherlock estuvo desaparecido.

John solo respondió con monosílabos a todo lo que Mycroft le dijera, colocándose con rapidez un chaleco antibalas y cargando el arma que le proporcionaron, ignorando la actividad que había en la zona. Todos apuntando a un solo objetivo.

-¿Qué hay que saber?-

-algunos de mis hombres entraron-le informo uno de los uniformados-se escucharon disparos, creemos que hay algunos hombres dentro de esa vieja fábrica-

-bien-

-no puedo dejarlo entrar solo-lo detuvo el mismo hombre, al ver que John se preparaba para entrar.

-muy bien, damas y caballeros, llegó el sexy Deadpool, aún lado-comenzó a decir el mercenario, abriéndose paso-ahora no tengo tiempo de firmar autógrafos pero haré una excepción por... no, olvídenlo, no traigo pluma...-

-viene conmigo-le dijo John al notar que lo observaban, alegrándose al ver que ya no pensaban detenerlo. Al parecer Wilson era muy bien conocido en la materia.

-¿lo ves? ¡Esto es a lo que me refiero! Todas esas personas están aquí, con armas, explosivos y vehículos cool ¡pero nosotros somos los que entramos! Los héroes que vienen por la damisela en peligro, el típico cliché-

-¿alguna vez te callas?-le cuestión John al escucharlo-son tácticas militares y si solo nosotros entramos, es por dos razones, este lugar tiene muchos escondites, mismos que nuestros objetivos conocen, lo que en un ataque poco práctico o estúpido como el que tú propones, terminarían matando a varios de esos soldados y posiblemente también a Sherlock-

-¿y no deberíamos haber traído linternas? No veo ni un carajo-

-tal vez tú no puedas morir, pero yo sí, y me gustaría salir de esta, así que no, estamos mejor entre las sombras-respondió John a base de susurros, pegándose a los muros antes de seguir avanzando por los pasillos, mientras que Deadpool se paseaba por el lugar como si estuviera en su casa.

Hubo un momento en el que John tuvo que detenerse, al darse cuenta que el mercenario ya no estaba tras él.

-maldita sea, Wilson-maldijo, comenzando a buscarlo por los alrededores, conteniendo la respiración al oír voces, ocultándose mientras escuchaba la conversación.

-...yo voto por entregarlo, así tal vez nos deje irnos-propuso uno de los hombres.

-¿para qué nos encierren el resto de nuestra vida?-

-es eso o que nos maten, Isaac ya no pudo entrar con todo el movimiento que hizo la guardia nacional, ese tal Sherlock es nuestro boleto de salida, Jerry-

-o podemos matarlo, luego nos entregamos, Isaac nos sacara si no quiere que hablemos de más ¿no quieres ser conocido por matar a Sherlock Holmes? ¿De acabar con un pariente de Tony Stark?-

La posible respuesta que le daría su compañero se vio interrumpida por disparos, mismos que alertaron a John. Escucho los pasos apresurados de los hombres, que corrían hacía los disparos.

Aquello solo podía significar una cosa.

Salió del lugar donde se había escondido, corriendo también en dirección a los disparos, no quería que Wade volviera a matar a los únicos testigos potenciales del secuestro de Sherlock y de los planes de Isaac.

Mientras que Deadpool no podía estar más feliz, pues al fin había encontrado un poco de diversión en aquel aburrido lugar. Había decidido separarse del doctor, pues sabía que a ese paso la excursión duraría toda la noche y el moría por regresar con su arañita para decirle lo bueno que había sido y la gran ayuda que había prestado.

4. DETECTIVES: ENCRUCIJADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora