4. DETECTIVES: ENCRUCIJADA

30. NO MÁS JUEGOS

Estaba enojado, molesto, como nunca había estado.

La ira aún permanecía con él, haciéndole rabiar con gran fuerza, incrédulo de cómo pudo pasar aquello. Y es que ¡se suponía que no debía pasar!

Tenía todo bajo control, estaba por llegar a su victoria ¡y todo comenzaba a irse a la mierda!

Su celular sonó, haciéndolo enfurecer más porque alguien interrumpiera sus pensamientos, aun masajeando su cuello con ambas manos ante la fuerza con la que había sido atacado.

Aquel enano escondía más fuerza de la que parecía.

-¿Qué?-respondió bruscamente.

-señor Burrell, está todo listo-

-¿las bombas?-

-en posición-

-¿las cuentas del banco?-

-vacías, tenemos a los niños y al anciano, pero...-

-¿¡pero qué!?-grito Isaac al escuchar como tardaba.

-la mujer escapo-respondió el hombre, empezando a ponerse nervioso por el humor en el que se encontraba su jefe.

Pero Isaac sonrió, una sonrisa tensa, que temblaba ligeramente a causa de la expresión de ira en su rostro.

-Entonces todo esta como lo ordene ¿y el coronel?-

-está con nosotros...-dijo de nuevo la voz, volviendo a dudar antes de hablar-...nuestro trabajo ya está hecho, cumplimos con nuestra parte del trato...-

-recibirán su pago en pocos minutos-respondió Isaac en un susurro, mientras sacaba una pequeña tableta rota, a causa de su anterior encuentro con John-acabare con sus problemas-

No fue necesario que colgara, se mantuvo en silencio hasta que un fuerte ruido golpeo su oído, con un hilito de sangre bajando desde su conducto auditivo, sin hacer caso del irritante silbido que ahora taladraba su cabeza.

Ahora no existían testigos, nadie podría detener lo que se venía. Se había cansado de jugar, de quedar en las sombras.

Le habían hecho enojar y no le importaba sacar su juego a la luz.

Observo complacido en su pantalla un mensaje de confirmación de que la bomba había sido detonada.

Pronto aparecería Tony en el lugar, encontrándose con el cuerpo calcinado de su compañero. Se daría cuenta del grave error que había cometido al tratar de burlarlo.

Activo el resto de las bombas sin pensarlo, coloco los archivos en internet, seguro de que aquello destruiría por completo al castaño.

Su fortuna se iría, su reputación terminaría por quedar en los suelos y su orgullo... bueno, tal vez por esa ocasión, debía conformarse con un suicidio.

Solo quedaban tres cabos sueltos en todo eso.

Se dio media vuelta al escuchar pasos que iban hacía él, observando al último de los hombres que quedaba bajo sus órdenes.

-¿y bien?-le pregunto con impaciencia, con el hombre tardando en contestar, un poco sorprendido por el estado de Burrell, que tenía un enorme moretón en el ojo y varios más en la mejilla y cuello.

-la enfermera ya le inyecto la sobredosis de morfina, cuando termino, la mate según sus instrucciones-

-perfecto-murmuró Isaac, apuntándole con su arma para dispararle al hombre en el pecho, usándolo como su tiro al blanco para sacar un poco más de la ira que tenía contenida.