70. CHICO MALO

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Le había cerrado la puerta al mercenario en la cara después de haber intentado convencerlo en vano de que necesitaba estar solo para pensar.

No es que le molestara su presencia, de hecho, le gustaba, pero aquello que debía pensar era algo que solo lo involucraba a él, tendría que decidir qué hacer.

Llamó al millonario tal como había prometido, sonando tan calmado como podía para tranquilizar a ambos super héroes, colgando poco después.

Peter suspiro con un poco de frustración mientras miraba el apartamento vacío, completamente en silencio, sabiendo que May nunca volvería. Quisiera o no, la última vez que la había visto fue el Viernes por la tarde, antes de salir de patrullaje mientras ella hacia la compra.

El sábado por la mañana ella ya se había ido a trabajar para nunca volver a verla, ni viva, ni muerta. No le habían permitido ver el cadáver.

Sin poder resistir, se dejo caer en el suelo, recargado a la puerta de entrada, cubriendo su rostro con cierta desesperación mientras lágrimas salían de sus ojos. Trato de respirar y parar el llanto, pero no podía y eso solo frustraba más, lo que provocaba que su llanto se intensificara.

El aún no estaba listo para continuar sin su tía.

-¿sabes? Si querías llorar un poco, solo tenías que hacerlo, mi hombro siempre estará para ti-le dijo alguien frente a él, haciendo que levantara la mirada.

-¿c....cómo entraste?-

-la ventana-contesto el mercenario-tienes que ponerle seguro, de verdad, cualquier loco podría entrar por ahí-

El chico dejo salir una risa seca y apagada, aceptando la mano que Wade le ofrecía para levantarse del suelo.

-te dije tenía que...-

-que pensar y decidir que harías, lo escuche las primeras cinco veces, Pet, pero no voy a dejarte solo en este estado-le dijo el mercenario con total convicción, abrazándolo-así que me quedare aquí para abrazarte y llenarte de besos, para cuidar tu sueño y protegerte de cualquier pervertido que quiera aprovecharse de tu fragilidad emocional para violarte-

-pero Wade... ¿Qué ese no eres tú?-dijo el chico, acurrucándose entre los brazos de su novio.

-no, no, claro que no ¿de donde sacas eso?-le respondió el mercenario, mientras sus manos apretaban el trasero de Peter-además-agrego-yo no voy a violarte, por que todo lo que te haga será porque tú estás de acuerdo, Pet pay-

Comenzó a dar un par de pasos hacía adelante, acorralando al chico contra la puerta a su espalda, sin dejar de masajear su cuerpo contra él.

-bebé, déjame consolarte-le pidió en un tono suave, acercando su rostro lentamente al de Peter, sintiendo su aliento al respirar aún con la máscara puesta-déjame hacer que olvides tus penas por esta noche, prometo que te gustara y que no me excederé, solo haré que grites de placer y que te corras al menos tres veces por hoy, eliminare ese vacío-

Podía sentir su corazón palpitando con fuerza contra su pecho, notando como el cuerpo de Peter comenzaba a temblar, especialmente cuando empezó a subir sus manos al borde de su pantalón para introducirlas debajo de su ropa interior y presionar cada una de sus nalgas desnudas.

Eso es campeón, gran forma de consolarlo.

No nos ha pegado ¡eso es una buena señal!

Igual siento que nos estamos aprovechando.

Ocurrirá tarde o temprano, así que no.

-Wade...-lo llamo el pequeño castaño después de unos minutos, cuando empezó a sentir su pantalón empezar a bajar por sus muslos, al igual que sus pezones al aire.

4. DETECTIVES: ENCRUCIJADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora