Capítulo 12

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Pablo Gavi

Bajé del coche y lo rodeé para poder abrir la puerta de Elaia y cogerla. El canario fue a aparcar el coche mientras nosotros entrábamos.

- Hola, dígame ¿qué urgencia tienen? - preguntó la chica que había detrás del mostrador.

- Esta chica estaba jugando al fútbol, le dió mal al balón y se torció el tobillo - contesté mientras Elaia se bajaba de mis brazos.

- Vale, ¿la tarjeta sanitaria?

- Tenemos una fotocopia.

- No, no sirve, tiene que ser tarjeta física.

- Lo sé y lo entiendo, pero mis padres están en un viaje muy importante y no van a venir desde Londres solo para que usted pueda pasar un puto código de barras, asi que ya puede estar aceptando la fotocopia y llamar a un médico si no quiere que ponga una queja -  dijo Elaia mientras yo sacaba la fotocopia de mi bolsillo.

- Señorita, lo entiendo per-

- No, no lo entiende, porque la que se está muriendo de dolor aquí soy yo - Elaia me quitó la fotocopia que tenía en mis manos y se la ofreció a la chica - así que tome.

- Está bien - la chica suspiró y pasó el código por la máquina - habéis tenido suerte, la máquina ha pillado el código. Sentaros en la sala de espera, enseguida os llamarán.

- Perfecto - sonrió victoriosa e intentó irse por su propio pie, pero como no pudo, le ayudé.

- - - - - - - -

Llamaron a Elaia e intentó caminar, pero le rodeé la cintura con mis brazos para acompañarla. Me dijeron que tenía que irme, así que no tuve otra opción. Estaba sentado con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza agachada mientras movía la pierna rápidamente ya que estaba nervioso.

- Ey, ¿está dentro? -preguntó Pedri y levanté la cabeza.

- Si, acaba de entrar.

- Vale bien.

- Tengo que contarte lo que ha pasado al entrar - reí levemente.

- Cuenta cuenta.

Le expliqué lo que pasó con la tarjeta, lo que dijo Elaia y Pedri aguantó la risa para no hacer ruido. Estábamos intentando no reír hasta que me giré y vi como un enfermero se acercaba junto a Elaia, que iba en silla de ruedas.


Elaia

Me llamaron e intenté caminar hasta la sala, pero noté como unos brazos me rodeaban la cintura y enseguida supe de quien se trataba.

- Te ayudo - dijo Gavi.

- Gracias - contesté.

Llegué a la sala y le pidieron a Gavi que se fuera, y eso hizo.

- Elaia, ¿cierto? - preguntó el enfermero.

- Si.

- Vienes por el tobillo, ¿no? Que estabas jugando al fútbol y eso.

- Si.

-Perfecto, vamos a ver el tobillo. Quítate los zapatos y los calcetines y siéntate en la camilla.

Hice lo que el enfermero me dijo, se puso unos guantes y empezó a mirarme el tobillo. Hizo algunos movimientos con mi tobillo y me preguntaba si me dolía.

- Ya te puedes calzar - dijo el enfermero mientras se sacaba los guantes y se sentaba en el escritorio para escribir en el ordenador - Vale, el tobillo está hinchado y parece que el tendón se ha roto. Te haremos una radiografía para asegurarnos. Ahora traigo una silla de ruedas y te llevo. 

El enfermero se fue y a los minutos apareció con una silla de ruedas. Me ayudó a sentarme y me llevó a la sala de radiografías. Entré y allí me esperaba una chica.

- Hola, necesito que te quites los zapatos y los calcetines y te tumbes allí - dijo la enfermera para después salir de la sala.

Hice lo que dijo la chica y vi como una máquina bajaba hasta quedar a centímetros de mi pie. 

- No te muevas - escuché una voz.

La chica volvió a aparecer y me dijo que ya podía irme. El enfermero que me trajo vino para llevarme a la sala de espera.

- ¿Quién es tu acompañante? - preguntó el chico.

- Aquellos chicos - contesté señalando a Gavi y a Pedri, que ya habia llegado.

Golden boy / GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora