Capítulo 36

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Elaia

No me lo puedo creer - dije cuando lo vi.

- Escúchame por favor - contestó.

- Déjame ya Pablo.

Me di media vuelta para irme, pero cuando intenté abrir la puerta había algo que no dejaba. Le di un golpe y aún así no se abrió.

- Tenéis que hablar las cosas - dijo una voz al otro lado de la puerta.

- ¿Pedri? - pregunté extrañada - esto es increíble.

- Dale una oportunidad tulipán - contestó el canario.

- Ni tulipán ni ostias, cuando te pille verás.

- Va no seas así - habló Gavi y puso la mano en mi hombro.

En ese momento me quedé quieta, sentí un deja vu de cuando estaba en el hospital, esperando a que me dijeran los resultados de la radiografía.

- Tu mejor cállate - dije quitando su mano de mi hombro y dando media vuelta, quedando a centímetros de él.

- Escúchame por favor.

Sabía que no iba a salir de allí hasta que las cosas se arreglaran, así que decidí escucharle.

- Tienes dos minutos - di unos pasos hacia atrás.

- No te dije nada para que no te preocuparas - explicó - no te gusta el fútbol, no quieres estar en ese mundo. Si ese rumor se hace más grande, te conocerán como la novia de Gavi, y eso ya te mete en el mundillo. Si te lo hubiera dicho te hubieras empezado a preocupar, no quería que estuvieras mal. Aún no ha salido tu nombre, solo tu cara.

- ¿Lo hiciste por mi?

-Por supuesto, para no preocuparte.

- No lo sé Pablo - suspiré - necesito pensar.

- Soy una persona muy orgullosa, te lo puede confirmar Pedri, Ansu o cualquiera del equipo.

- ¡Lo confirmo! - gritó Pedri al otro lado de la puerta, haciendo que sonriera.

- No estaría aquí por mi orgullo, pero es que no quiero estar mal contigo. Soy una persona que está borde y enfadado la mayor parte del día, pero eso cambió desde hace 10 días, desde que llegaste. Todo el mundo se dió cuenta de eso.

- Gavira... - él me miró esperando una respuesta.

- Gavira no por favor.

Él sabía que si le llamaba Pablo, Gavira o Martín era porque estaba enfadada, o porque algo iba mal.

- Está bien, te perdono.

- ¿Enserio? - sonrió.

- Claro que si tonto.

Gavi no tardó en abrazarme, cogiéndome por la cintura, y rodeé su cuello con mis brazos.

- ¡¡Por fin!! - gritó Pedri entrando a vestuarios.

Gavi y yo nos soltamos de ese abrazo tan esperado y comenzamos a reír.

- Yo a ti te mato - dije a Pedri.

- Oye, encima que gracias a mi lo habéis arreglado - se quejó Pedri.

- Ahí tienes razón - confesé.

- Gracias tío - Pedri y Gavi se abrazaron.

- Es una estampa familiar preciosa pero, ¿nos podemos ir? - pregunté.

- Va vamos - respondió gavi soltándose del abrazo.

Fuimos al parking y nos subimos al coche. Durante el camino estuvimos hablando de cómo los chicos lo arreglaron y de ese plan que hicieron.

Los chicos me llevaron a la Masía, me despedí antes de bajarme y cuando me estaba alejando alguien gritó.

- Ela - gritó Gavi desde dentro del coche.

- Dime - me volví a acercar.

- Hoy comida con los chicos, ¿te vienes?

- Claro.

- En dos horas volvemos.

Asentí y entré a la Masía.

Me duché y me preparé. Llevaba el vestido que llevé en la primera comida con los chicos en la Masía, aquella comida en la que conté porque estaba ahí.

Gavi me avisó así que rápidamente bajé para encontrarme a los dos hablando, Pedri apoyado en el coche y Gavi de pie delante suya. 

Golden boy / GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora