Capítulo 28

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Pablo Gavi

Me desperté por el pequeño rayo de sol que entraba por la ventana.

Me levanté y bajé al comedor. Estaban todos menos Elaia.

- Buenos días - dije.

- Buenos días - contestaron todos.

- ¿Quieres desayunar? He hecho pancakes - hablo Pedri.

- Ponme 3 por favor - respondí - ¿y Elaia?

- Sigue durmiendo - contestó Ansu.

- Estoy aquí - dijo entrando al comedor dando saltos, ya que iba sin muletas.

- Estamos desayunando, ¿cuantos pancakes quieres? - preguntó el canario.

- No, no quiero, pero gracias.

Acabamos de desayunar y Elaia nos pidió que la llevaramos de vuelta, así que eso hicimos, Pedri y yo la llevamos.

Me bajé del coche para acompañar a Elaia hasta recepción.

- Oye - hablé.

- Dime.

- Esto... - me puse nervioso -¿Me das tu número?

- Mucho estabas tardando - rió.

- Toma - le di mi móvil y ella apuntó su número.

- Ela - leí cómo se añadió.

Elaia me guiñó un ojo para luego acercarse al ascensor e irse.

- - - - - - - -

Elaia

Llevaba 8 días en la Masia. Han pasado 4 días desde que fui a casa del canario. Desde que fui a casa de Pedri hasta ahora no pasó nada interesante, solo comía y cenaba con Pedri y Gavi, y a veces venían los chicos.

Me estaba preparando, ya que venían a buscarme Gavi y Pedri, quienes me iban a llevar al hospital. Llegó el día que por fin me quitaban la venda del pie.

Gavi me avisó de que estaban abajo, así que salí de la habitación y fui al ascensor.

- Buenos días - dije subiéndome al coche.

- Buenos días, ¿preparada? - preguntó Gavi.

- Más o menos - reí.

-  Pues venga, vamos allá - dijo Pedri arrancando el coche.

Llegamos y Pedri nos dejó en la entrada, mientras él se iba a aparcar. Entré junto a Gavi, pasé el código de barras de la fotocopia de la tarjeta sanitaria y nos sentamos.

Estaba tan cansada que apoyé mi cabeza en el hombro de Gavi.

A los minutos entró Pedri, y cuando nos vió así, sonrió.

Después de una media hora me llamaron, entré junto a Gavi, quien no se separó de mí en esos días.

- Buenas chicos - dijo el doctor al vernos - Elaia, siéntate en la camilla.

Me senté y el doctor se sentó delante mío. Puso mi pie encima de su rodilla y empezó a quitarme la venda.

- Ya está, mueve un poco el pie - le hice caso y empecé a hacer círculos con mi tobillo - ¿te duele?

- Nada - contesté.

- Perfecto, pero deberás llevar muletas unos días más.

- No hace falta, siento mi tobillo bien

- ¿Segura? - asentí - pues perfecto, me quedo las muletas.

- Vale, ¿nos podemos ir? - pregunté.

- Si, cualquier cosa pedir cita.

Nos despedimos del doctor y salimos de la sala.

- ¿Te ayudo? - preguntó Gavi.

- Tranquilo, puedo caminar bien.

- Hace una semana que no apoyas el pie.

- Tu tranquilo.

Fuimos donde estaba Pedri, para luego salir del hospital e ir al coche. Gavi no se separaba de mi, no quitaba su mirada de encima mío y cuando perdía el equilibrio me agarraba para que no cayera.

Nos subimos al coche y nos dirigimos a la Masía. Salí del coche y Gavi hizo lo mismo. Antes de entrar Gavi me paró.

- Oye - habló.

- ¿Si?

- Esta noche vamos a cenar todos, ¿vienes?

- Claro.

- A las 8 te pasamos a buscar.

- Tranquilo, pasame la ubicación y voy yo.

- ¿Segura? - asentí.

- Esta bien, luego te la paso.

- Perfecto - sonrió y se fue.

Golden boy / GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora