Fate Stay/Night Heirs

Capitulo 38

Otro sueño. Un rey sobre un trono cubierto con una armadura azul y plateada, una corona increíble cegadoramente brillante sobre la cabeza de Arthur. Los caballeros la rodeaban, algunos de los cuales Rin solo podía sospechar que eran los guerreros legendarios de la mesa redonda. No podía escuchar las palabras pronunciadas, pero podía decir, por la entonación amortiguada, que se estaba produciendo una pelea, una división entre los involucrados creada por la discordia.

Saber se puso de pie, su rostro oculto a la vista de Rin por una sombra, el mundo parecía un sueño en todos los sentidos de la palabra. Comenzó a irse, y Rin sabía que lo hacía por frustración. Un par de caballeros, uno con cabello rubio despeinado en particular, la llamó, pero Arturia se fue de todos modos.

¿A qué se debió el desacuerdo?

La escena cambió, y Rin estaba supervisando todo Camelot con su rey, uno de los caballeros se unía a su líder en el mirador del gran castillo. El sol se estaba poniendo, arrojando una luz dorada sobre el hermoso cabello de Saber. Parecía abiertamente triste cuando su caballero comenzó a hablar incoherentemente, su cabello de color claro atado hacia atrás en una cola de caballo baja le daba a este caballero una presencia tranquilizadora.

El intercambio se prolongó por un tiempo, dejando finalmente a Saber sola, sus evidentes emociones en conflicto representadas en una burla audible y manos temblorosas en el borde de la suspensión.

Rin quería tomar esas mismas manos y sostenerlas con fuerza dentro de las suyas. Quería hablar con este Saber y convencerla de que estaba haciendo lo mejor que podía, dadas las circunstancias. Quería animarla. Sostenerla. Servirla.

Sin embargo, Rin no podía hacer ninguna de estas cosas aquí, porque ella no era más que un espectro. Un invasor en los pensamientos privados de Saber. Por lo tanto, necesitaba despertar para cuidar a la mujer propia de su realidad.

Rin estaba cada vez más irritable por la frecuencia con la que se despertaba en tal estado de desorientación y fatiga. Evidentemente, esta Guerra del Grial no debía tomarse a la ligera, ya que la joven maga ciertamente estaba siendo arrastrada por el escurridor, sin importar cuán inflexiblemente intentara planificar sus movimientos dentro de las variables disponibles para ella. Aún así, al menos ella estaba ajustando sus ojos a su propia habitación esta vez, sin tener que manejar el estado de cosas de Shirou o Sakura inmediatamente después de volver en sí.

Eran poco más de las diez de la noche, notó Rin gracias a su despertador semi-abollado que juró que temblaba al verla en estos días. La heredera Tohsaka se estiró dentro de los maravillosos confines de sus mantas y notó que todavía estaba vestida con el mismo atuendo del día anterior. Sakura no se había tomado la libertad de cambiarla esta vez, afortunadamente. Rin no podía estar segura, pero había recibido sentimientos bastante abrasivos de su hermana antes de perder el conocimiento, y la hermana mayor esperaba que Sakura hubiera dejado la mansión por el momento para permitirle a Rin un momento para respirar.

'Puaj. No he cambiado ni un poco...' Rin gimió, la culpa se apoderó de ella de nuevo.

Sin embargo, en lugar de detenerse en esa relación maravillosamente compleja, Rin encontró algo de consuelo al saber que ella y Saber estaban juntos nuevamente. De hecho, una ola de placer revoloteó a través del cuerpo de Rin mientras se empujaba fuera de la cama, acunando su mano y los Sellos de Comando redefinidos sobre ella. ¿Quién podría haber sospechado que ella era capaz de enfrentarse a Caster, Kuzuki-sensei e incluso a la detestable anomalía que era Gilgamesh y vivir para hablar del evento? Rin había tenido sus propias dudas, por el amor de Dios. Sin embargo, aquí estaba ella, reunida con Saber, y el concepto de dormir para curar sus heridas un segundo más parecía ridículo; no cuando Arturia estaba cerca y finalmente podían hablar de nuevo y... pelear juntos de nuevo, supuso Rin.