Fate Stay/Night Heirs

Capitulo 2

Rin pasó por la puerta de su casa de influencia occidental. Era grande, comparativamente hablando, pero nada considerando a lo que su familia tenía derecho. Kirei Kotomine, el guardián oficial de Rin, se había llevado la mayor parte de su fortuna. Siendo un hombre de gala, amigo y alumno del difunto padre de Rin, había visto la gran riqueza como poco más que una mancha en las responsabilidades de Rin. Kirei también había participado en la Cuarta Guerra del Santo Grial; mismo en el que había muerto el padre de Rin, lo que también llevó a su madre a volverse loca.

A Rin no le gustaba pensar en eso si podía evitarlo. Una pérdida de enfoque era una pérdida de poder. No tenía tiempo para pensar en el pasado. Ella estaba aquí ahora. ella estaba viva Vengaría a su padre y colocaría el nombre de Tohsaka en el pedestal una vez más dentro del reino de los magos al que pertenecía.

Rin sintió la frescura de su propia magia cuando entró en el Campo Delimitado erigido esa misma mañana. Nada peligroso había pasado a través de ella, que ella supiera. Tendría que volver a aplicar los circuitos de las runas antes de acostarse. Rin abrió la puerta principal y escuchó su crujido familiar cuando entró en la mansión Tohsaka.

'Estoy en casa.' Rin murmuró en voz baja. No hubo respuesta. Nunca lo hubo. Kirei se había ido hacía mucho tiempo en el momento en que Rin ingresó a la escuela secundaria. Él era un hombre ocupado. A pesar de que Kirei le había dado la Daga Azoth, una reliquia familiar de Tohsaka, Rin nunca pudo confiar completamente en un hombre tan engañoso. Había algo en él que instintivamente la ponía nerviosa, y ella no era de las que dudaban de sus instintos.

Rin fue a su habitación y dejó que su mochila escolar cayera al suelo. Esta era la parte que más temía: esperar. La circulación de maná de Rin estaba en su estado más potente aproximadamente a las dos de la mañana. Por lo tanto, ella realizaría la invocación en ese preciso momento para mejorar sus posibilidades de convocar a la clase Saber. Retrasar el ritual la preocupaba, hasta cierto punto, pero su padre le había enseñado que la paciencia era una virtud, y Rin confiaría en sus palabras.

La joven se desnudó hasta quedar en ropa interior, desabrochó su sencillo sostén y se sacó un camisón de color amarillo suave por la cabeza, se desabrochó las coletas y se miró en el espejo del tocador con una mezcla de aprensión y confianza. El silencio de la casa era particularmente ensordecedor esta noche y Rin deseó que su padre estuviera presente para apoyarla durante esta prueba tan importante. Un rayo de sol atravesó las cortinas parcialmente abiertas de Rin, y ella se puso de pie para cerrar el bloqueo de múltiples capas, suspirando mientras se dejaba caer en la cama y configuraba su despertador para las doce de la mañana. Hizo girar el dial en la parte posterior de la cosa antigua y luego se cubrió la cabeza con los cobertores.

La mente de Rin divagó, por supuesto, y ella permitió que lo hiciera, sus aparentemente "aburridos" días de escuela no estaban del todo pintados como tales en su mente con la retrospectiva correcta en su lugar. Dos personas ocuparon el primer plano de su mente cuando se despidió de la normalidad y abrazó la pelea potencial que tanto la asustaba como la excitaba. La primera era una mujer joven con ojos vacíos; ojos a los que les habían despojado de su inocencia. Ojos que Rin no podía mirar directamente para no volverse loca. Cuidaba a esta chica a su manera, pero incluso eso era un triste intento de sentirse mejor. El segundo era un chico de cabello castaño rojizo; el único chico que había llamado la atención de Rin. Estaba intentando, en vano, un deporte en el que no tenía lugar para participar. Era un recuerdo; uno terriblemente precioso.

Rin sacó a esos individuos de su mente, permitiendo que su cerebro entrenado señale al resto de su cuerpo el descenso hacia la relajación. Necesitaría cada segundo. Lo que vino después bien podría determinar el resto de la vida de Rin... o la falta de ella.