Fate Stay/Night Heirs

Capitulo 87

Por un momento, Rin sintió como si volviera a ser una niña que se arrastraba desde su habitación a la de sus padres para buscar la ayuda de su padre con algo. Había ese nudo familiar en su pecho de incomodidad ante la idea de inmiscuirse en ellos cuando no la necesitaban ni la querían en ese momento. Era extraño, porque el padre de Rin casi nunca se mostraba corto con ella debido a su dedicación al oficio familiar, pero Rin era sensible a las miradas sutiles que a veces pasaban por su rostro regio. ¿Impaciencia? ¿Decepción? ¿Irritación? ¿Ninguna de las anteriores? Era dificil de decir. Siempre existía la posibilidad de que Rin estuviera malinterpretando. Quizás sus propias inseguridades la estaban alcanzando al compararse con Tokiomi Tohsaka.

No obstante, Rin trató de estar en silencio mientras abría la puerta de la habitación de Sakura. Rider la había llevado al espacio privado y el Sirviente le expresó que permanecería afuera de la puerta "por si acaso". Aunque Rin no prefería que la mujer escuchara lo que sucediera entre ella y Sakura ahora, entendía la necesidad de tener precaución considerando cómo había sido la interacción de las hermanas la última vez que se enfrentaron.

La habitación estaba oscura, sólo las respiraciones profundas de Sakura indicaban vida. Las sábanas blancas sobre su forma se levantaron y cayeron dentro de la tenue iluminación creada en el pasillo. Cuando Rin se acercó, no pudo evitar apreciar la calma que vio en el rostro de su hermana pequeña mientras dormía. Había estado muy molesta y desquiciada en el Monte Enzou. Ella realmente había perdido la cabeza.

La pregunta era desagradable. Sakura no parecía exactamente "loca" per se. Claramente era plenamente consciente de lo que estaba haciendo. Era casi como si... no tuviera ninguna inhibición. Con un poder tan increíble a su alcance, no le importaba nadie más que ella misma y lo que quería. Si deseaba burlarse de los deseos de Rin devolviéndole a Arturia solo para matar al rey legendario segundos después, lo hizo sin siquiera pestañear.

Rin tragó, sabiendo que eran circunstancias extraordinarias pero aún luchando con sus emociones arremolinadas en relación con su hermana. Ella amaba a Sakura. Ella lo hacía. Pero el rencor de su hermana contra Rin era tan profundo ahora que la chica mayor Tohsaka se preguntaba si tenía algún derecho incluso a intentar reconciliarse con ella. Después de lo que Sakura le hizo a Arturia, e incluso a pesar de la culpa de Rin, luchó con cómo comportarse con algo parecido a la elegancia cuando cada sentimiento que podía pensar competía por prominencia en su mente.

Rin no estaba segura de cuánto tiempo estuvo parada junto a Sakura mientras dormía, con las manos apretadas en puños a los costados en algún momento y los brazos temblando. Respiró hondo y se mordió el labio inferior. Una parte de ella quería alejarse otra vez. Podría dejar a Sakura durmiendo un rato más. ¿A quién le haría daño eso? Claramente lo necesitaba. Además, cuanto más la miraba Rin, más claramente podía imaginar la forma en que su hermana había sonreído salvajemente después de la aparente muerte de Arturia.

Rin sabía, lógicamente, que no era justo de su parte sentir odio por Sakura por lo que había hecho. Con su mente corrompida, con años y años de sufrimiento alimentando sus acciones, era difícil pensar en alguien que pudiera haber superado semejante prueba mentalmente sano. Pero la lógica y la emoción rara vez se llevaban bien. Tokiomi Tohsaka había intentado enseñarle esto a Rin en múltiples ocasiones. Una vez redujo su incapacidad para distanciarse completamente de los sentimientos hasta de su sexo. Fue como una bofetada cuando hizo un comentario tan brusco. Lo recordaría para siempre.

Sacudiendo la cabeza para liberarse del aluvión de pensamientos que venían de todos los ángulos, Rin se mantuvo firme. Necesitaba seguir controlando su presente, no insistir en el pasado hasta el punto de petrificarse. No podía ser una cobarde cuando su hermana todavía la necesitaba, cuando se necesitaban la una a la otra más que nunca.