Fate Stay/Night Heirs

Capitulo 86

Este techo otra vez. Ella no quería verlo más. Tenía los ojos prácticamente cerrados y le costó un gran esfuerzo abrirlos. Rin se sentía completamente agotada tanto física como emocionalmente. Lo mínimo que podía esperar era estar en su propia mansión. Aqui no. No en esta habitación otra vez. No tan poco después de que terminara la guerra.

Sin embargo, considerar que estaba en un espacio que se estaba volviendo cada vez más familiar dentro de la residencia Emiya significaba que, tal vez de alguna manera, Illya había cumplido con sus esfuerzos como recipiente para el Grial.

El tiempo lo diría.

Rin logró obligarse a sí misma a sentarse, su cuerpo casi crujía por la obstinada negativa. Todavía podía sentir las consecuencias de esforzarse tan sin piedad en la batalla final. La Espada Joya de Zelretch no solo requirió una cantidad obscena de maná para usarla de manera consecutiva, sino que amplificar sus propias habilidades acrobáticas todo el tiempo exigió que Rin casi vaciara todas sus reservas antes de finalmente brindarle a Arturia un último momento de apoyo antes de que ella...

'Je. Ahí está.' Rin sonrió irónicamente, colocando una mano sobre su pecho e intentando calmar la forma en que su corazón se tambaleaba para latir correctamente.

Sabía que ese dolor sería algo común por el resto de su vida. Sería una carga que llevar hasta sus últimos días en esta tierra. Como una piedra en su bolsillo, Rin siempre estaría consciente de tal malestar en su alma. A veces lo olvidaba y, a veces, sentía la incomodidad como si no pudiera soportarlo un día más. Rin estaba más que consciente de la posibilidad de que esta pudiera ser su realidad, pero hasta que no viviera el momento, la heredera Tohsaka podría haberse aferrado a alguna apariencia de falsa esperanza. Después de todo, ella vivía en un mundo que tenía una magia más allá de toda comprensión. ¿ Quién podía decir que no había esperanzas de volver a ver a Arturia?

Con un suspiro profundo y pesado, Rin tuvo la sensación de que, al igual que su padre, había encontrado una razón para verdaderamente perseguir la Raíz. ¿Qué mejor lugar para empezar a buscar una manera de traer de vuelta a Arturia? Era una razón para seguir avanzando, en todo caso. Es lo que necesitaba en este caso, por el momento.

Aún así, la realidad de que la Quinta Guerra del Santo Grial había terminado no se había resuelto del todo, sin importar cuánta evidencia se compilara contra Rin. Solo había durado un par de semanas, sin embargo, en ese tiempo, Rin sintió como si casi hubiera crecido más que durante los diecisiete años previos. Casi. Y eso era mucho decir teniendo en cuenta la carga que se vio obligada a llevar tras la derrota de su padre en la cuarta guerra.

Además del vacío que siguió a la partida de Arturia de su vida, a Rin le preocupaba el sentimiento de vacío que crecía en su corazón ante la idea de que la guerra realmente hubiera terminado. De hecho, luchar por su vida había sido estresante, aterrador y abrumador, pero en comparación, la noción mundana de la vida cotidiana promedio tenía el potencial de enviarla a una profunda depresión a menos que tuviera cuidado. Al menos tenía que esperar con ansias continuar su educación como maga en la Torre del Reloj. Como supuesta ganadora de la Guerra del Santo Grial más reciente, Rin sospechaba que tendría noticias de los administradores allí más temprano que tarde, suponiendo que Kirei hiciera su trabajo.

Esta línea de pensamiento naturalmente llevó a Rin al deseo que había pedido ante la insistencia de Illya. Los pensamientos sobre la niña amenazaban con llevar a Rin aún más a la desesperación, pero había sido entrenada bastante a fondo sobre cómo apagar sus emociones para que no tomara demasiado control de sus consideraciones inmediatas. Por lo tanto, Rin pudo filtrar los deseos con los que había debatido y en contra cuando Illya hizo la inesperada oferta de conceder uno. Aunque la chica Einzbern parecía dudar en reclamar el cumplimiento indefinido de cualquier cosa que Rin pidiera, Rin todavía recordaba las opciones que habían pasado por su mente.