XXIII.

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Cancún, México (2 de agosto del 2022)

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Cancún, México (2 de agosto del 2022)

Abby

Me bajé del taxi justo en la dirección que Daniel me había mandado, y mi boca se abrió de par en par. Tratándose de algo organizado por él, esperaba un sitio lujoso, pero no estaba preparada para aquello.

Una enorme casa completamente blanca se desplegó ante mi, de forma imponente y absolutamente asombrosa. ¿Cuántas habitaciones tendrá esta mansión?, me pregunté antes de darle el dinero al taxista, que estaba sacando las maletas del coche. Mínimo 5, traté de adivinar cuando el coche se ponía en marcha y me dejaba sola frente a la puerta.

Exhalé profundamente, con una maleta en cada mano, arrastrándolas hasta la entrada de la casa. Siempre me costaba elegir ropa cuando me iba de vacaciones, y esta vez no iba a ser una excepción. Probablemente habría metido más ropa de la necesaria, pero me había sido imposible elegir. Era la primera vez en mucho tiempo que tenía unas vacaciones, y me atrevería a decir que jamás de una manera tan lujosa.

Quise presionar el timbre para que alguien me abriese la puerta, pero antes de que pudiese hacerlo, se abrió de golpe y Daniel apareció al otro lado. Lo hizo sonriente, claramente emocionado, y sus brazos rodearon mi cuerpo antes de que pudiese siquiera reaccionar. Levantó mis pies del suelo, dando vueltas en el aire como si yo fuese peso pluma para él.

-¡Mírate! ¡Estás increíble! -exclamó dejándome de nuevo con los pies en el suelo, agarrando mi mano para hacerme girar. Reí ante su reacción. Tan efusivo como siempre, pensé.

-Tú tampoco estás mal para ir a ser padre... -bromeé. -¿Y Heidi?

-Durmiendo. Últimamente no hace otra cosa -reí intentando alcanzar las maletas que él me arrebató rápidamente, entrando en la casa. Lo seguí cuando lo hizo, y lo que encontré en el interior fue todavía más abrumador.

No era una casa normal; era una villa, una auténtica mansión. La decoración era bastante austera, simplemente algunos toques dorados en medio del blanco ue predominaba en todo el lugar. Pero el salón, unido a la enorme cocina, quitaba el aliento. Los gigantescos ventanales daban acceso a la piscina del jardín, que tenía hamacas a ambos lados. Suspiré profundamente, relajada por las fantásticas vistas que teníamos de la playa.

Miré a mi alrededor, intentando ver a la persona con la que más ganas tenía de reencontrarme. Pero no estaba allí. Me mordí el labio cuando Daniel me miró con una ceja enarcada, dándose cuenta de lo que estaba pensando.

-Aún no ha llegado Max -dijo sonriente, contagiándome el gesto.

-Yo no he preguntado nada...

-Ya, pero lo has pensado. Te conozco demasiado, Abby -contestó dirigiéndose a la enorme nevera de dos puertas que había en la cocina para sacar una botella de agua. -Tiene que estar a punto de llegar. Viene con Yuki, Pierre, Lando y Charles. Venían en el jet de Max desde Mónaco.

Incontrolable | Max Verstappen +18 (Imparable Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora