Abby
Suspiré frente a la puerta de la habitación del hotel de Max. Sabía que, probablemente, me estaba metiendo en la boca del lobo; que si entraba allí, ya no habría marcha atrás y sería incapaz de frenarme a mi misma. Y, aún así, me moría por entrar.
Hacía demasiado tiempo que no dormía abrazada a él, escuchando su respiración hasta dejarme llevar por el sueño. Y, siendo completamente sincera, lo echaba de menos. Lo había echado de menos durante tres años, mientras dormía al lado de una persona de la que no estaba enamorada.
-Abigail, ¿qué haces ahí? -un susurro me sobresaltó hasta casi saltar en el medio del pasillo.
Miré a mi derecha, y encontré a un Horner sonriente frente a la puerta de su habitación. Joder... ¿tenía que ser justo la de al lado a la de Max? Todavía llevaba puesto el uniforme de Red Bull y era más que evidente que acababa de terminar su jornada de trabajo. Aquello era algo muy característico de Christian; siempre trabajando hasta altas horas de la noche. De lo contrario, no sería capaz de dormir si había algo que no estuviese estrictamente supervisado por él.
-Yo... -quise responder pero, ¿qué se dice en estos casos? Era más que evidente lo que estaba haciendo allí, delante de la puerta de Max. No creo que necesitase mucha más explicación. -¿Qué quieres que te diga? -reí ligeramente, cruzando un poco las piernas por el nerviosismo. Me encontraba tan sólo vestida con la ya famosa camiseta blanca de Max que poco dejaba a la imaginación, y tener a Christian frente a mi estaba empezando a incomodarme.
-Dime que sólo vais a dormir, yo hago como que me lo creo y todos somos felices -bromeó haciendo que yo volviese a reír.
-Solo vamos a dormir -aseguré tratando de mantener un gesto serio.
-Perfecto -asintió él, apretando los labios para contener una enorme sonrisa. Me volví hacia la puerta, entendiendo que nuestra conversación había terminado, pero él no lo comprendió de la misma manera. -Abigail -me llamó, captando de nuevo toda mi atención. -Sé que solamente vais a dormir, pero hacedlo con cuidado -las últimas palabras fueron tan apresuradas que incluso me costó entenderlas.
-¿Cómo? -pregunté frunciendo el ceño, y él suspiró.
-Que uséis protección, Abigail -la sangre se subió a mis mejillas y comenzaron a arder por la vergüenza. Si algo esperaba de Christian, no era aquel comentario que estaba consiguiendo que mis mejillas comenzaran a tomar un color rojizo.
-Christian, por Dios...
-No es que no me apetezca malcriar a un Verstappen-Cooper, pero no creo que sea el mejor momento.
-Christian, ya -advertí al notar cómo mi cara estaba a punto de explotar por culpa de la vergüenza que me estaba dando aquella situación. -No va a pasar. Punto.
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Incontrolable | Max Verstappen +18 (Imparable Libro 2)
Roman d'amourSe separaron. Ella tomó el camino de la derecha, y él tomó el de la izquierda. Pero olvidaron que el mundo es redondo. Libro 2 de la saga Imparable | Max Verstappen.