XXVII.

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Abby

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Abby

-¡Vaya! ¡Por fin os levantáis! -exclamó Max. Ambos estábamos sentados en una de las hamacas que había en la zona de la piscina. Yo, con mi espalda recostada sobre su pecho y mi cuerpo entre sus piernas, le daba, de vez en cuando, una cucharada de mi tarrina de helado de chocolate.

-Dios... Baja la voz, joder -pidió Pierre llevándose las manos a los oídos. Max y yo dejamos escapar una gran carcajada que tan solo hizo que todos nos mirasen con un gesto de entre rabia y asco.

Antes de que Max pudiese decir algo más, opté por darle otra cucharada del helado. Reí cuando, sin mucha precisión, la cuchara impactó contra su nariz, que quedó manchada de marrón. Él también rio, y lo hizo de aquella manera tan agradable, tan relajante...

-Vaya... Mira a los enamorados -bromeó Daniel dándole un pequeño codazo a Heidi, que era la única que se encontraba en perfectas condiciones por el simple hecho de que estaba embarazada y tenía completamente prohibido el alcohol. -Veo que os vino bien haber quedado en casa anoche...

-Cállate -advirtió Max arrebatándome la cuchara de las manos para poder servirse a su gusto.

-¿Eso significa que voy a tener la habitación para mi solo? -preguntó Lando algo emocionado.

-Ni de broma. No pienso compartir mi habitación con este -respondí sin borrar la sonrisa de mi rostro, a lo que Max simplemente contestó con una mueca de indignación. -¿Qué? Que hayamos follado no significa que tengamos que dormir juntos, vivir juntos, hacer todo juntos...

-Joder, que hay menores delante -protestó Daniel poniendo las manos sobre las orejas de Yuki, que le dedicó un gesto de reproche, seguido de una carcajada del australiano.

-Te dije que quiero ir despacio... -le recordé a Max, y puede que a mi misma, en un tono más bajo.

-Igual, si queréis ir más despacio, se me ocurre... Bueno, igual es una locura, pero... ¿por qué no probáis a dejar de follar a todas horas? -preguntó Charles con un tono burlón.

-Esa no es una opción -respondió Max, que se ganó un golpe en el pecho por mi parte. Él tan solo rio, abrazando mi pequeña cintura. -Está bien... Si tengo que dormir con Lando para que esto salga bien, lo haré -dijo antes de dejar un corto beso sobre mi mejilla para después abrir la boca, pidiendo un poco más de helado.

-Lo dices como si dormir conmigo fuese una tortura... -respondió el británico poniéndose sus gafas de sol para acostarse en una de las hamacas cercanas.

-Roncas -contestó Max mientras tomaba su cucharada de helado.

-No es cierto -respondió Lando levantando sus gafas, molesto por el comentario.

-Joder, claro que si -la risa de Max se expandió a lo largo y ancho de todo el jardín, lo cual tan solo hizo que Lando se malhumorase todavía más.

-Bueno, al menos yo no traumatizo a mi jefe de equipo porque me apetezca follar de manera que me escuche medio hotel... -me giré de inmediato hacia Lando, que sonreía de manera triunfante. Fruncí el ceño fingiendo que estaba enfadada y, tomando un poco de helado en la cuchara, se lo lancé en su dirección, haciendo que impactase sobre su pecho desnudo.

Incontrolable | Max Verstappen +18 (Imparable Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora