Abby
-Abby, ¿estás bien? -la voz de Daniel hizo que levantase la cabeza de mi taza de café.
-Sí... ¿Por qué? -pregunté intentando sonar lo más convincente posible.
-Pues, en primer lugar, porque llevas un buen rato mirando a la taza sin hacer ni decir nada. Y, en segundo lugar, porque es la primera vez desde que llegamos aquí que te levantas antes de las nueve de la mañana -miré el reloj que colgaba de una de las paredes de la cocina y me di cuenta de que tenía razón. Ni siquiera eran las ocho, y yo ya llevaba un rato largo en la cocina, intentando que mi cuerpo aceptase algo de comida.
Bufé con pesar, apoyando mi lado izquierdo de la cara en la palma de mi mano, con el codo sobre la mesa. Volví a revolver el café por enésima vez desde que le había echado el azúcar, y mi vista viajó hasta Daniel. Éramos los únicos que estaban despiertos a esas horas, y lo agradecí de verdad. No quería que nadie me molestase aquella mañana, y Daniel era de las pocas personas que siempre respetaba mi espacio y mi tiempo.
-Daniel... ¿Puedo hacerte una pregunta?
-Claro -contestó rápidamente. Pasó la mano entre sus rizos, revolviéndolos un poco más. Sabía que estaba preocupado; se notaba en la mirada y en los gestos que hacía constantemente.
-Sé que es una pregunta un poco rara, pero llevo toda la noche sin dormir...
-Abby, dispara -pidió de forma directa.
-¿Cómo supiste que estabas preparado para ser padre? -sus ojos se abrieron casi tanto como su boca, y me di cuenta de que aquello no era lo que Daniel esperaba oír esa mañana. No le culpaba; yo tampoco habría pensado en ello días atrás.
-Pues... Ni siquiera sé ahora si lo estoy. Lo mío con Heidi no fue algo planeado -explicó, algo que ya la propia Heidi me había comentado. Pero, sinceramente, para no haber sido algo meditado, se les veía de lo más felices. Cualquiera habría pensado que el mayor sueño del australiano siempre había sido convertirse en padre. -Abby, ¿por qué me estás preguntando esto?
-No es nada...
-¿Debería preocuparme? -preguntó inclinándose ligeramente sobre la mesa, cruzando los brazos sobre ella.
-Daniel, en serio. No es nada, simplemente he empezado a darle vueltas a la cabeza. Eso es todo -con otra persona, podría haber colado. Con Daniel era completamente imposible. Él me conocía demasiado bien como para creerse aquella patraña y mucho menos como para dejarlo pasar.
-Abby, suéltalo de una vez. Los dos sabemos que me lo acabarás contando. Cuanto antes lo hagas, menos tiempo perderemos -suspiré profundamente, porque tenía toda la razón del mundo. Siempre me había sido imposible ocultarle algo a Daniel.
-Ayer me hice un test de embarazo... -susurré apoyando los codos sobre la mesa. Sus ojos se abrieron tanto que pensé que se saldrían de las cuencas.
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Incontrolable | Max Verstappen +18 (Imparable Libro 2)
RomanceSe separaron. Ella tomó el camino de la derecha, y él tomó el de la izquierda. Pero olvidaron que el mundo es redondo. Libro 2 de la saga Imparable | Max Verstappen.