VII.

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Abby

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Abby

-Me alegro de que ya estés recuperada -dijo Horner entrando en mi despacho sin ni siquiera dar un par de golpes en la puerta. -Se te echó de menos en la anterior carrera.

-Ya... Siento no haber estado; me encontraba realmente mal -intenté que mi mentira fuese lo más creíble posible, a pesar de que sabía lo mucho que me conocía Christian, y que sabría perfectamente que algo no estaba bien.

-Ya... -susurró sentándose en la silla que había frente a mi despacho. -Entonces... ¿todo está bien?

-Claro -una sonrisa. Tan solo una pequeña sonrisa. Aquello era lo único que necesitaba; que pareciese que todo estaba bien, que no había pasado nada.

-Ya... -me estaba poniendo realmente nerviosa. No dejaba de mirarme a los ojos fijamente, y yo trataba de no apartar la mirada, porque sino estaba perdida. Tenía una facilidad pasmosa para analizar las miradas de las personas y dar en el clavo con lo que estaba en tu mente. -Si todo está tan bién, ¿por qué tengo mensajes de Max completamente desesperado porque no respondes a sus llamadas? -mierda.

Tenía que estar volviéndose loco para decidirse a hablar con Christian para que hiciese de intermediario entre nosotros. Y no le culpaba. No había respondido sus mensajes y había colgado todas y cada una de sus llamadas. Tenía razones de sobra para volverse jodidamente loco.

-No pasa nada. Simplemente me encontraba demasiado mal como para responder -me hice un poco más pequeña en la silla. Las marcas que Ethan me había dejado ya no estaban en mi cuerpo, pero las que había dejado en mi cerebro... aquellas eran las peores. Aquellas eran difíciles de borrar.

Christian se levantó de la silla como si se tratase de una exhalación y, antes de que pudiese darme cuenta, abrió el cajón de mi escritorio. Mierda. Allí estaba. La maldita caja de las pastillas para la ansiedad; aquellas que hacía tiempo que no necesitaba. Pero esa semana... esa semana las había necesitado más que nunca. Las había necesitado para acallar aquellos demonios internos que me estaban consumiendo, para olvidarme un poco de las llamadas de Max, para olvidarme de mi vida.

-¿Qué cojones está pasando? -preguntó levantando la caja de pastillas.

-No pasa nada; simplemente estoy nerviosa... por todo.

-¿Ese "todo" incluye la invitación de boda que llegó a mi casa antes de ayer? -me quedé en silencio y, esta vez, fui incapaz de mantenerle la mirada. La bajé al suelo, allí donde no pudiese analizarla, porque temía que leyese todo lo que estaba pasando. -¿Se puede saber en qué mierdas estás pensando? Se suponía que tú y Max lo habíais arreglado y, de repente, vas a seguir adelante con la boda, no respondes a sus llamadas y has vuelto a estas putas pastillas.

-He pensado mejor las cosas...

-¡No es verdad! -su grito se expandió por el despacho y yo llevé las manos a las orejas. No lo pude soportar, porque me recordó a aquel día; aquel fatídico día en el que Ethan decidió tratarme de la forma más despreciable que alguien pudiese imaginar. Se fijó en el gesto; lo supe cuando subí la mirada y él me miró aterrorizado. -Abby... ¿qué está pasando?

Incontrolable | Max Verstappen +18 (Imparable Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora