XLIV.

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Saint Barth, Francia (25 de noviembre de 2022)

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Saint Barth, Francia (25 de noviembre de 2022)

Abby

-¡No te atrevas! -protesté al ver cuál era la intención de Max, que sonreía unos metros más adelante en el mar.

Siempre me había gustado la playa. al igual que meterme en el agua. Pero me gustaba hacerlo a mi ritmo, no obligada a meterme cuanto antes. Y Max parecía tener planes aquel día, pues sus manos sobre el agua me hacían saber que estaba realmente tentado a mojarme cuando menos lo esperase.

-No he hecho nada -intentó excusarse, pero su sonrisa maliciosa le delataba.

-Te conozco, Max -reí avanzando lentamente, quedándome clavada en la arena en el mismo momento en el que el agua llegó a la zona de mi bajo vientre. No estaba fría, pero aquella parte de mi cuerpo siempre era la que más me costaba sumergir en el agua del mar.

-¿Vas a darle más vueltas o piensas meterte de una vez? -rio, con las manos jugando en el agua. mostrándose totalmente preparado por si era necesario que entrase en acción.

-Voy a mi ritmo, ¿vale? -él simplemente volvió a sonreír.

Avancé un poco más, pero parecí hacerlo demasiado lento para su gusto pues, con un movimiento rápido e impredecible, sus manos salpicaron en mi dirección, haciendo que yo abriese la boca por la sorpresa y le diese la espalda como reflejo. Escuché su risa detrás de mi, y era más que obvio que estaba disfrutando de aquel momento.

-¡Te odio! -exclamé, haciendo que él riese con más ganas, salpicándome una vez más.

Me reí con él porque, en el fondo, todos los días que llevábamos en aquella isla, los había disfrutado como una niña. Si estar de vacaciones con Max era siempre así, no quería volver a casa por nada del mundo.

Pero cuando pensé que todo estaba bien, que estábamos en paz, de pronto sucedió. Mi vista se clavó en la zona de los árboles más allá de la playa, allí donde el objetivo de una cámara nos captaba, fotografiando todos y cada uno de nuestros movimientos.

De repente, me sentí incómoda. Me giré rápidamente hacia Max, que me miró alzando una ceja, claramente confundido por mi cambio tan radical de humor. Si algo me había provocado el embarazo eran aquellos sube y baja de hormonas, pero en ese momento era diferente. No era algo que hubiese en mi interior, algo hormonal, se trataba de mi privacidad. Nuestra privacidad.

-Abby, ¿estás bien? -preguntó Max acercándose hacia mi en el agua, pasando la palma de su mano por mi mejilla. Sabía que estaba preocupado. Siempre lo estaba cuando no me encontraba del todo bien.

-Nos están sacando fotos -respondí echando un mechón detrás de mi oreja.

Max mordió su labio inferior con rabia. Y lo comprendí, porque habíamos ido a aquella maldita isla en busca de un poco de tranquilidad, para estar alejados de las cámaras que nos seguían a todos lados cuando era fin de semana de carreras. Y aún así, estando en una isla en el medio del caribe, allí estaban igualmente.

Incontrolable | Max Verstappen +18 (Imparable Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora