Abby
-No, díselo tú -escuché la voz de Max desde fuera del despacho de Christian. La puerta estaba entreabierta y se podía escuchar perfectamente lo que estaba sucediendo dentro.
-Es tu pareja. Díselo tú -protestó Christian, que era increpado por Max para que bajase la voz, pero fue completamente en vano.
-Sí, pero está embarazada. Y, de momento, está teniendo muy buen carácter. No quiero joderla -sentir la preocupación de Max me pareció tierno y, a la vez, jodidamente aterrador. Si él, que nunca se ponía nervioso, estaba de aquella manera, no podía ni imaginarme de qué estarían hablando.
-Pero en algún momento se lo tendremos que decir -protestó Horner. Se escuchó un pequeño ruido, como si alguien hubiese golpeado la mesa.
-Pues díselo tú, que eres su jefe.
-Díselo tú, que es la madre de tu hijo.
Me cansé. Simplemente me cansé de estar escuchando cómo discutían sobre quién debía darme una noticia que, en esos instantes, me tenía temblando. El hecho de que ambos estuviesen pasándose la pelota, decidiendo sobre quién debía decir qué, tan solo hacía que me preocupase más y más.
Así que abrí la puerta de par en par, y los dos pares de ojos se clavaron en mi. Max, con la boca entreabierta, apretó sus puños. Era más que obvio que no esperaban que yo entrase en aquel preciso momento, pero debían haber sido más discretos cuando se levantaron de la mesa, dedicándose unas miradas acusatorias, marchándose el uno junto al otro sin dar ningún tipo de explicaciones. Y Geri había intentado retenerme, pero había sido en vano. Porque, joder... Lo estaba descubriendo con el paso de los días, pero el embarazo tan solo estaba consiguiendo que fuese mucho más testaruda.
-¿Qué está pasando? -pregunté con el corazón en un puño, porque sus miradas de terror tan solo estaban consiguiendo que me pusiese todavía más nerviosa. El hecho de que estuviesen hablando a mis espaldas, me hacía sentir realmente intranquila.
-Abigail... ¿Por qué no te sientas? -me invitó Christian, señalando una de las sillas que había frente a la mesa de su despacho.
-No. Dime qué está pasando -exigí, y Max pasó las manos por su pelo. Se le notaba que él también estaba nervioso, y verlo a él intranquilo era realmente raro. Es por eso que mi corazón comenzó a bombear con más fuerza.
-Abby... Christian y yo hemos estado hablando -empezó Max, que parecía tener las palabras clavadas en la garganta. Estaba intentando hablar con tranquilidad, incluso diría que con tacto. -Y creemos que es mejor que no vengas a la carrera de este fin de semana.
Mi boca quedó entreabierta por la sorpresa, y mis ojos clavados en los suyos. Pensé rápidamente en qué carrera tocaba aquella semana. Singapur. No. Esa carrera no. Esa carrera no me la quería perder, porque tenía un significado especial. Y no era por el circuito, por el país o cualquier cosa que se le pareciese. Era porque Max podía ganar allí el Campeonato del Mundo, y podía ser la segunda vez que lo hacía sin que yo estuviese allí, abrazándome a él cuando bajase del coche.
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Incontrolable | Max Verstappen +18 (Imparable Libro 2)
RomanceSe separaron. Ella tomó el camino de la derecha, y él tomó el de la izquierda. Pero olvidaron que el mundo es redondo. Libro 2 de la saga Imparable | Max Verstappen.