Abby
-Vale... Coge todo lo que quieras, porque no vas a volver a esta casa -aseguró Max cuando abrí la puerta.
Asentí rápidamente, completamente dispuesta a meter todas mis cosas en las cajas de cartón que llevaba conmigo. Pero, de repente, mi vista se clavó en un punto del salón. La mesa. El último lugar en el que Ethan había empleado la fuerza para dejarme claro que debía seguir a su lado, sometida a su voluntad. Mi cuerpo tembló y las manos comenzaron a sudar al recordar lo que había pasado.
-¿Estás bien? -la voz de Max me devolvió a la realidad. Asentí repetidas veces, y su mano se posó en mi hombro, como si intentase darme el apoyo suficiente para sobrellevar aquella situación. -¿Te pegó ahí? -preguntó mirando al mismo punto que yo.
-Prefiero no hablar de eso... -respondió con la voz temblorosa, tratando de contener las lágrimas, porque ya había llorado demasiado la noche anterior. Lo había hecho en brazos de Geri y, después, en la cama abrazada a Max. Esa mañana, todavía tenía los ojos hinchados.
-Abby... Creo que sería una buena idea que fueses al psicólogo cuando vayamos a casa -me giré hacia él porque si de alguien esperaba aquella recomendación, no era de Max.
-¿Al psicólogo?
-Sí. Has pasado por algo traumático. Deberías ir, contarle lo que te ha pasado y simplemente desahogarte -bajé la mirada al suelo porque, a pesar de que tenía razón, no estaba del todo convencida. Jamás había sido una persona capaz de abrirse tan fácilmente; solo lo había conseguido con él. Con Max siempre era todo más fácil. -A mi me ha ayudado mucho.
-¿Vas al psicólogo? -pregunté algo sorprendida. Max siempre se había mostrado como una persona dura; de ese tipo de personas que rechazan cualquier tipo de ayuda ajena. Él asintió y, de manera instantánea, sentí más curiosidad. -¿Desde cuándo?
-Tres años -y, de repente, el silencio. Porque ambos sabíamos el por qué de sus visitas al psicólogo. Y quizá aquel había sido mi fallo; no ir a terapia cuando más lo necesitaba. Porque mi relación con Ethan había sido una consecuencia de la falta de autoestima y amor propio. No había sabido quererme a mi misma, y había buscado alguien que supliese aquel hueco que Max había dejado en mi. -Llevo tres años en terapia y, aún así, me sigo sintiendo culpable.
-Max, ya hemos hablado de eso...
-Lo sé, pero con todo lo que ha pasado... -sus ojos se llenaron de lágrimas, y yo tuve que apartar la mirada para no tener la misma reacción.
Dejé las cajas de cartón en el suelo y, sin pensarlo dos veces, lo abracé con fuerza. Él me acogió entre sus brazos y me di cuenta de que aquello era lo que ambos necesitábamos. Era un perdón, un arrepentimiento, decir que todo estaba bien, que dejábamos el pasado atrás; todo ese dolor que un día me había provocado, quedaba en el olvido. Porque, a pesar del daño, estar a su lado era más importante que todo eso.
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Incontrolable | Max Verstappen +18 (Imparable Libro 2)
RomanceSe separaron. Ella tomó el camino de la derecha, y él tomó el de la izquierda. Pero olvidaron que el mundo es redondo. Libro 2 de la saga Imparable | Max Verstappen.