LXV

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 21 de enero de 2006

No he dejado de pensar en los comentarios de mis padres sobre la supuesta chica con la que sus conocidos me vieron, me pregunto qué hubiera pasado si Gee no se hubiera puesto ese día ese lindo vestido de porrista, seguramente habrían sabido que se trataba de un chico y ya me hubiesen apartado de su lado.

Lo confieso, ahora tengo miedo, miedo de que se enteren e intenten separarme de Gerard, porque los conozco, sé como son, yo era como ellos, tal vez lo sigo siendo, no lo sé. Ahora sé que debo ser más cuidadoso al salir a la calle con Gee, al menos evitar los besos en lugares públicos, aunque lo que no puedo evitar es tomarlo de la mano, además Gee necesita sentirme cerca, al menos nuestras manos entrelazadas, porque se pone demasiado nervioso al estar en la calle, entre las multitudes, a veces incluso se abraza a mí, además no me perdonaría que por no tomarlo de la mano alguien se aprovechara e intentara hacerle algo, como el idiota de Bert.

Gerard es bastante vulnerable, él no es como los demás chicos, él es especial, incluso ahora me he estado preguntando si a él le gustará todo lo que hacemos o que le hago, a Gee le gusta mucho abrazarse a mí, por él podríamos estar todo el día en el sofá o en su cama simplemente abrazados, sin embargo yo soy quien siempre empieza con los besos, las caricias, los toqueteos, y es que no puedo evitarlo, me encanta, pero no sé si le guste, he dado por sentado que sí, incluso el otro día me dijo que le gustaba todo lo que le hacía, pero necesito hablarlo con él, no quiero lastimarlo, no quiero que se sienta obligado a hacerlo sólo porque me quiere.

100 días contigo (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora