15 de febrero de 2006
Me llevaré seguramente gran parte de este diario en describir lo que sucedió ayer, pero es que fue un día increíble, tal vez demasiado cliché para un 14 de febrero, pero sin duda uno de los mejores días de mi vida.
Por ser precisamente 14 de febrero, pensé en llevar a Gerard a un lindo restaurante, lo comenté con Donna, pero ella me propuso que mejor le hiciera una cena en casa, que ella me ayudaba a cocinar y preparar todo, pues Gee podría ponerse demasiado nervioso al estar en un restaurante abarrotado de gente como lo estaría en un Día del Amor y la Amistad.
Desde temprano me fui a casa de los Way para preparar la cena, Gee se había quedado en la sala dibujando, Mikey salió desde temprano con Kristin. Donna me dijo que también saldría, así que tendría casa sola con Gerard.
Preparamos una pasta que debo decir quedó deliciosa, además de pollo bañado en salsa de almendras, no soy muy fan de la carne, pero Donna me comentó que a Gee le gusta mucho el pollo. También preparamos un pastel de chocolate. Donna me dijo que Gee podía tomar vino, pero sólo una copa, pues no está acostumbrado al alcohol, también compré un par de ramos de rosas rojas, uno para Gee y otro para decorar su habitación y pasar una increíble velada. Obviamente esto último no lo sabía Donna, o tal vez lo sospechaba.
Gee lucía más hermoso que nunca, pues se vistió con una camisa blanca, una mascada roja amarrada a su cuello, una pequeña falda negra, medias y unas botas de tacón. Simplemente perfecto. Nunca pensé que en un chico ese tipo de vestimenta se viera tan bien, en él lucía perfecto, el más hermoso de todos, además se colocó un poco de rubor y acomodó su cabello que siempre luce alborotado. Yo por mi parte me vestí con un pantalón negro de vestir, una camisa blanca, una corbata roja y con mis converse. Incluso Donna nos quiso tomar varias fotos juntos antes de irse, prometiendo darme una copia en la siguiente visita a su casa.
Gee estaba muy feliz, le encantaron las rosas y la cena. No sé si el vino se le subió un poco, pues no está acostumbrado a beber, pero después de cenar y al estar en la sala, se sentó en mi regazo y comenzó a besarme. Mis manos no podían dejar de recorrer desde su cintura hasta sus hermosas piernas.
Subimos a su habitación, donde continuamos besándonos. Llevé a Gerard hasta la cama, donde había colocado esos cursis pétalos de rosa en forma de corazón, pero creí que quizás le gustaría. Lo ayudé a quitarse sus botas y sus medias, dejando sus bonitas piernas al descubierto. Me sentía demasiado ansiosos confiando en que ahora sí Gee sería completamente mío, pero quería hacer las cosas bien. Continuaron los besos, Gee me desabrochó la corbata y la camisa, yo terminé de quitármelas, al tiempo que me saqué los zapatos y el pantalón, luego quité la mascada de Gerard y desabroché su camisa, dejando su pecho al descubierto para besarlo y escuchando algunos gemidos de su parte. Le bajé la falda para dejarlo sólo en ropa interior y fue en ese momento que noté que su ropa interior era de chica, pero le queda bastante bien. Así continuamos besándonos hasta que nuestras últimas prendas volaron y ambos quedamos desnudos, entonces saqué la botella de lubricante que llevé para la ocasión, vertiendo un poco entre mis dedos y llevándolos hasta el ano de Gee para estimularlo. Gee soltó un quejido, sin embargo me alentó a continuar y en todo momento estuve pendiente de las expresiones de su rostro. Cuando sentí que había sido suficiente, vacié un poco más de lubricante ahora sobre mi pene, me senté en la cama y ayudé a Gerard a sentarse sobre mi regazo. Alineé mi pene en torno a su entrada y lentamente comenzó a bajar hasta estar completamente dentro.
Noté que se había puesto un poco rojito, por lo que le cuestioné si estaba bien, él sólo asintió. "Te voy a llevar al cielo, mi vida", le dije, y entonces comencé a arremeter contra el cuerpo de Gee. No puedo describir lo increíble que sentí al estar así, adentro de él, caliente y apretado. Lo deseaba tanto. Gee se abrazó a mí en tanto yo lo tomaba de las caderas para impulsarme. "¿Te gusta, gatito?", cuestioné y Gee sólo asintió mirándome con esos bonitos ojos verdes para luego besarme en los labios. Continué escuchando los gemidos de Gee en tanto aceleraba los movimientos en su interior. Llevé una de mis manos hasta su pene para estimularlo, logrando sacar más gemidos de la boquita de Gee. Así continuamos por un rato, hasta que lo sentí derramarse en mi mano. Yo seguí arremetiendo contra su cuerpo hasta que me corrí en su interior, mirando su carita. "Te amo, Gee", le dije cuando llegué al éxtasis.
Nos quedamos así abrazados, hasta que nuestra respiración se fue regularizando. "Te amo, Frankie", me dijo Gee mirándome a los ojos en tanto permanecía sobre mi regazo, "y yo a ti mi vida, eres lo que más amo en este mundo", le respondí, para besarlo de nuevo en los labios.
Lo ayudé a levantarse para poder salir de él y entonces nos recostamos sobre su cama, continuando abrazados, Gerard recostado en mi pecho, pude sentir la forma en que se aferraba a mí, yo sólo quería mantenerlo así, entre mis brazos. Estuvimos así un largo rato, hasta que Gee dijo: "No me dejes nunca Frankie", entonces volteé a mirarlo y vi que sus ojitos estaban llorosos, "Jamás te voy a dejar Gee, eres lo más valioso que tengo", le mencioné, llevando mis manos a sus mejillas para secar sus lágrimas.
Y para qué miento, no quería irme de su lado, fue el mejor día de mi vida luego de consumar este amor tan grande que siento por Gerard. Lo quiero a mi lado siempre, no quiero separarme nunca de él. Me quedé a dormir en su casa, pero hoy tuve que regresar y dejarlo. Me dolió tanto, Gee lloró mucho, como nunca lo había hecho. Ansiaba tanto hacerlo mío, pero la verdad nunca pensé que después de eso a Gee le afectaría tanto tenerme lejos. "Ahora somos uno, tú eres mío y yo soy tuyo, y ni la distancia nos va a separar, nunca", fue lo que le dije antes de irme, limpiando las lágrimas de sus mejillas y besando su boquita, quise tranquilizarlo, prometiéndole volver al día siguiente como lo he venido haciendo desde que somos novios, pero la verdad ni siquiera yo podía tranquilizarme, sólo quería quedarme con él. No quiero nunca más separarme de su lado.

ESTÁS LEYENDO
100 días contigo (Frerard)
Fiksi PenggemarLa vida es horrible, hasta que conoces a alguien especial.