100 días contigo (Frerard)

XXXIX

 26 de Noviembre de 2005

Bob organizó una reunión en su casa. Mikey, no sé cómo le hizo, pero convenció a su madre para que Gerard viniera con nosotros, bueno, tal vez tuve algo que ver, y es que fui junto con Mikey a pedirle a Donna que lo dejara ir y en cuanto Gee me vio se puso tan feliz, se abrazó a mí, que Donna simplemente no pudo negarse.

Afortunadamente esta vez nos aseguramos de que el idiota de Bert no se colara con nosotros, aunque debo decir que Gerard reconoció aquel lugar y estaba un tanto temeroso, pero le dije que cuidaría de él y pareció tranquilizarse. Lo admito, de nuevo bebí más de la cuenta, pero esta vez me sentía tranquilo, pues sabía que nadie molestaría a Gee, de hecho no me separé de él en toda la noche, y es que aunque sea así de introvertido me entiende, me escucha y me da esos abrazos que aunque odie admitirlo, me agradan bastante.

Incluso acompañé a Gerard al baño, fue raro, no suelo acompañar a mis amigos al baño, esas son cosas de chicas, pero bueno, como ya lo había dicho, Gee es especial.

Aunque pasó algo raro, no sé, no recuerdo bien, estaba muy ebrio, pero creo recordar a Gerard sentado sobre mis piernas, yo dejando besos en sus mejillas y él en las mías. Después desperté ahí, en ese mismo sofá donde estuvimos bebiendo la noche anterior, seguía en casa de Bob, tenía una resaca terrible y sentía un peso extra sobre mí y pude notar que se trataba de Gee, quien se había dormido abrazado a mí. Traté de moverlo para que despertara, me miró un tanto adormilado, sus negros cabellos cubriendo parte de su rostro y dijo mi nombre para acercarse más a mí y besarme en la mejilla, fue bastante raro, yo sólo correspondí besándole el pelo.

Los chicos estaban de igual forma dormidos ahí en la sala, Mikey en un pequeño sillón y Ray y Bob en el suelo. Los desperté y Mikey se sobresaltó, pues dijo su madre iba a matarlo por no llegar a la hora acordada y peor aún, cuando se había llevado a Gee, sin embargo me ofrecí a acompañarlos para explicarle a su madre y a decir verdad no estaba muy molesta, hasta me invitó a desayunar con ellos.