100 días contigo (Frerard)

LXIII

 18 de Enero de 2006

Hoy cumplimos un mes de novios y quise invitar a Gerard a un lugar especial para celebrar, lo llevé al parque de diversiones, y es que aunque es martes, me las ingenié para que mis padres me dejaran salir, la verdad es que les mentí y les dije que tenía tarea que hacer, mientras que Donna no tuvo inconveniente en que Gee saliera.

Fui a recogerlo al salir de la escuela y debo decir que lucía simplemente hermoso, pues para la ocasión se puso un vestido de porrista en color blanco y verde, nunca lo había visto con falda y honestamente siempre me solía reír de los hombres que utilizan ropa de mujer, pero en Gerard, en él se ve increíble, es el más hermoso, simplemente perfecto con ese vestido, con unas calcetas y tenis blancos y con su negro cabello revuelto como siempre. Pude notar que se puso algo de rubor en sus mejillas. Lo más bello que mis ojos han visto. Aunque debo decir que sentí algo de celos por la forma en que iba vestido y la sola idea de que otros hombres lo miraran. Lo tomé de la cintura y lo besé en los labios, para tomar su mano y salir rumbo al parque de diversiones.

Gee iba demasiado contento a mi lado, aunque lo admito, sí hubo varios tipos que se le quedaban mirando, sobre todo sus lindas piernas. Nos subimos a la rueda de la fortuna, también a los caballitos, quería subir a la montaña rusa, pero la sola idea asustó a Gee, por lo que preferí que no lo hiciéramos. Comimos algodón de azúcar y gané un peluche gigante en el tiro al blanco, Gerard escogió uno en forma de ratón.

Se miraba tan lindo, que ni siquiera me importó que la demás gente nos estuviera viendo, no pude evitar besarlo en los labios, Gee un tanto tímido se dejó llevar.

Regresamos a su casa tomados de la mano, Donna aún no llegaba, Mikey ya estaba en su habitación. Subimos al cuarto de Gerard, tenía muchas ganas de besarlo a solas, de meter mis manos por debajo de su falda, por lo que ya en la privacidad de su habitación dejé de limitarme, lo senté en mi regazo y nos besamos tanto, mis manos viajaron por debajo de su falda, acariciando una y otra vez sus lindas piernas y lo admito, me puse bastante duro con esa sesión de besos. Gee lo notó e hizo algo que nunca pensé qué haría, al menos no sin que yo le dijera, tal vez fue porque yo se lo hice la última vez, pero comenzó a desabrochar mi pantalón y lo bajó junto con mi ropa interior, se hincó, tomó mi miembro en sus manos y lo metió en su linda boquita, y comenzó simplemente a succionar, le dije que tratara de no usar sus dientes y fue tan caliente verlo ahí, vestido de esa forma, hincado frente a mí, mirándome con sus lindos ojos verdes y con mi pene en su boca. No pude resistir mucho y me corrí, no quería hacerlo en su boca, pero no alcancé a retirarme a tiempo, y manche además su linda carita, pero rápido me quité la camisa para limpiarlo y luego besarlo en los labios. En otros tiempos pensaba que era repugnante besar a alguien después de hacerte una mamada, ahora lo encontré tan excitante. Nos tumbamos en la cama, abracé a Gee, pude notar que tenía una semierección, por lo que llevé mi mano por debajo de su falda, metiéndola en su ropa interior para tomar su miembro y comenzar a masturbarlo, Gee sólo se abrazaba más a mí mientras leves gemidos salían de sus labios hasta que sin más se corrió en mi mano. "Te amo, mi Gee", le dije mirándolo a los ojos, él algo agitado, con las mejillas sonrojadas, me respondió "yo también, Frankie". Nos quedamos abrazados por un buen rato, no quería dejarlo, no quería llegar a casa, pero no tenía más remedio. Qué más quisiera que estar con él siempre y no separarme nunca de su lado.