61) Conociendo a Israel.

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—Eres mi esposa, él ya no tiene potestad sobre ti —me dio una sonrisa de superioridad, por lo que lo mire sorprendida y me quite mi cabello de la cara.

—Eso fue muy bajo —respire mejor ahora que estoy segura en mi cama.

—Sabes que es así —se acostó a mi lado atrayendome a su cuerpo donde estoy despalda a él—, ¿O no? —besó lentamente la parte baja de mi cuello, haciendo que se me ponga la piel de gallina.

—Umju—me limite a decir—. Es hora de orar, Joon —trate de desviar su intención.

—Pero si aún no nos vamos a dormir —aclaró todo inocente.

Cerré los ojos pidiendo muchas cosas, como misericordia por ejemplo. Me voltee a él para estar frente a él.

—¿Tienes que tener sueño para orar? —alcé una ceja.

—¿Sabes? —preguntó muy serio.

—¿Que cosa? —le devolví la pregunta, intrigada, mirándolo a los ojos.

—Esto..

Me dio una sonrisa antes de unir sus labios con los míos en un beso y mis ojos se abrieron por la sorpresa, ¡Dios, este hombre me va a matar un día!

No me resistí, cerré los ojos y me dispuse a disfrutar de sus labios.

🔮🔮🔮

Sentí varios toques suaves en mi cara y me costó darme cuenta que es joon dándome besitos con el fin de despertarme. Ellos van desde mi frente, nariz, labios, mejilla derecha e izquierda y lo hace de retroceso; mi entrecejo se hundió por su insistencia y con la poca fuerza que tengo en este momento trate de alejarlo.

Lo escuché reírse porque obviamente no se dónde el se encontra y no tuve éxito con alejarlo. Suspiré agotada, abrí los ojos, y ahí esta él con una sonrisa y el cabello húmedo por cortesía de una ducha.

—¿Se puede saber cuál es tu insistencia? —interrogué y volví a cerrar los ojos.

—Tenemos una salida, bella durmiente —me besó la frente.

—¿A donde? —me di vuelta dándole la espalda para volver a dormir.

—Al mar muerto —me quitó las sábanas haciendo que el frío se cuele en mi cuerpo poco cubierto, ya que solo llevo un polo ancho de joon.

Abrí los ojos de golpe, lo mire feo y me frote los ojos para después sentarme en la cama.

—¿Que hora es? —bostece.

—Las nueves de la mañana —mi entrecerró se hundió otra vez, ¿Por qué tanto frío entonces?—. El desayuno está listo, ve a ducharte para que desayunes —puso todo su peso en la pared que da de cabecera de la cama.

—Ja, ¿Estas diciendo que hiedo? —abrí mi boca en señal de indignación.

—Yo no he dicho eso —alzó las manos en señal de paz mientras se ríe.

—Y no dejas de decirlo —me pare y fui directo al baño.

Me bañé normalmente rápido porque si duro más puede entrar al baño pensando que me desmayé o otra cosa, se preocupa demasiado y él no está para eso.

—Buenos días, Mi amor —iba a darle un beso, pero él fue más rápido, se abajo y me dió un piquito.

—Buenos días, Ena —me devolvió el saludo con una sonrisa—. Café, como te gusta —dicho eso me puso mi café en la mesa del comedor.

—Gracias, Mi dote —le di una sonrisa boba.

Oramos por el desayuno y por está hermosa mañana para después ponernos a comer, y si, hoy vamos a ver el mar muerto y a bañarnos ya que solo estamos de paso por dos semanas y debemos de aprovecharlo al máximo, aunque antes de, iremos a Jerusalén a ver la cultura de este país.

AMOR SUFRIDO. {Resubida} ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora