57) Celebración.

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Todas las personas aprovecharon el momento para sacarnos y sacarse las fotos de sus vidas; la verdad que estoy feliz y por una vez en mi vida me olvide de los problemas que nos aquejan y me permití disfrutar este momento con él hombre que amo.

Después de horas de fotos llegó la hora del banquete y cada quién se sentó en su mesa y nosotros fuimos al encuentro de nuestra mesa que está apartada de las demas.

Allí, forrada con un mantel blanco con bordados amarillos en la parte de abajo se encuentra nuestra mesa con nuestros platos y copas esperando por nosotros para ser ensuciados.

Y otra vez veo todo y digo, todo salió como lo quería gracias a Dios, hermosamente sencillo y ¡me encanta!

Fuimos por nuestras cenas, pero yo solo cogí lasaña, ensalada rusa, pastelón de plátanos maduros, pollo frito, y un poco de moro de guandules, na, una cantidad considerable, y cabe decir que hay más cosas a la altura de un resort, pero con esta Comida me basta. Los demás que coman más fino que yo hoy.

Joon se fue más por la comida coreana porque hay de ambos lados, pero no me apetece, o eso trataba de hacerme creer porque si quería de algo en específico de su plato, y a él igual le pasó con la mía.

No me canso, esto es tan hermoso y se siente tan bien que quiero que sea así siempre, y se que pido mucho, pero todo puede ser posible con la fe que tenga.

—¿En serio no quieres? Podemos intercambiar si quieres —le hice ojitos.

Solo quiero fuñirlo un rato para que me dé un poco de su comida porque tiene algo que se ve delicioso, que horita no vi cuando fuimos al menú y es kimchi.

—Comete la tuya, estoy bien con la mía —dijo decidido, pero mis ojitos pudieron más—. Si quieres te doy a probar, pero no haremos intercambio —se metió una cucharada, dominicanmente hablando, de ese kimchi que me está matando ahora mismo.

—Ok, dame —abrí la boca un poco para que me dé de comer. El desvío la mirada y me paso el plato completo—. ¿Pero si dijiste que no había intercambio?

—Come lo que quieras, luego me lo devuelves —sus orejas están sonrojadas y no puedo creer que le dé vergüenza darme de comer en público.

—No, quiero que seas tú quién me des de comer, además no sé usar los palillos del todo bien —sonreí con inocencia porque me encanta ponerlo hacer las cosas que le avergüenzan.

—No haré eso —musitó.

—Bueno, sí no me das, yo no doy —sonreí triunfal al verlo pasarse la mano por la cara, frustrado.

—Bien —tomó el plato y los palillos, cogió un poco y lo acercó a mis labios, pero se frustró a ver qué solo sonrió y no abro la boca—. Sarah.. —me miró con advertencia.

—Dilo y entonces la abriré —alcé los hombros restándole importancia; él suspiró rendido.

—Amor, no me mortifiques la vida y abre esa bonita boquita que tienes —hizo un puchero.

—Eso no era joon —me eche a reír.

—¡Oye! —me miró indignado, después lo pensó y comenzó actuar—. ¡Aquí viene el avioncito! —movió los palillos como si estan volando—, Abre la boquita —indicó con la voz más aguda y fingida, causándome risa que también se le contagió a él; después de mi ataque de risa la abrí—. Uhm, delicioso —habló él al conjunto de un guiño.

—Si lo está, no puedo negar eso —concorde después de disgustar el poderosísimo kimchi.

—Me encanta verte feliz —se acercó y depósito un besito tiernamente suave sobre mi mejilla y después se acercó a mi oído—, Espero siempre lo estés.. no quiero que nada ni nadie, y me incluyo ahí, te quite la felicidad que posees; verte feliz hace que mi vida gris tome un poco de color —suspiró—. Dios supo ponerte en mi vida y es algo que valoro mucho, Ena —me lo imaginé sonriendo, pero no puedo decir lo mismo de mi porque se que significa esto.

AMOR SUFRIDO. {Resubida} ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora