El Oscuro Brillo de la Luna. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] II

Capítulo 9: Control.

Gratt se quedó por mucho tiempo viendo esa pequeña bolita roja volar encima de su dedo, un pequeño lobo acurrucado, completamente dormido, era lo más puro de su ser había creado una parte de él a base de su interior, libre del hechizo de su padre, pero... ¿Por qué?

Hizo desaparecer su magia y miró a Gio, él se mantenía en su cama aún inconsciente con toda la piel de su cuerpo pálida y con algunas manchas de sangre que tenía coagulada por culpa del veneno que estaba corriendo por sus venas en ese mismo momento.

Ni siquiera sabía si Gio podría sobrevivir a ese veneno.

Sus ojos se abrieron cuando un peculiar aroma llegó a su nariz... Era dulce... Al mirar por la habitación logró reconocer el aroma de Grayson por todo el lugar... ¿Grayson habia estado allí?

Gio abrió los ojos levemente sintiéndose completamente mareado.

—Tranquilo Gio...

—¿Que fue... lo que pasó? —apenas logró hablar. Gratt acaricio su cabello.

—Tranquilo Gio...

—Me... Me duele...

—Lo se... —Gratt apretó su mandíbula sintiendo como todo su ser se llenaba de una manera estúpidamente rápida de furia—. Respira profundo, Gio...

Lo cubrió con su energía y con todas sus fuerzas intentó reprimir ese sentimiento que estaba dentro de él, realmente lo estaba intentando.

Gio se movió por la cama hasta quedar cerca de Gratt, escondió su cabeza entre su pierna, Gratt le acomodó la cobija.

—¿Por qué?...... ¿Por qué me hizo esto?

No lo estaba logrando...

No lo lograba...

No lo logró...

...

De la fuente central del palacio, del agua emergió una fuerte rama negra que en menos de un segundo buscó a su padre en medio de todas las personas y se enrolló bruscamente en el cuello rompiendo los huesos de este. Mikan se quedó en blanco cuando esa escena. De la boca de Manly comenzó a salir sangre cuando la rama se enrolló en su pecho y parte de sus piernas.

Goy completamente fuera de si llegó hasta él apretando mucho más la rama de su cuello. Su padre trataba de liberarse, pero estaba temblando, de sus tres hijos Gratt era al que más miedo le tenía.

—¡Gratt cálmate! —le gritó Mikan bastante asustado con la situación.

—¡¡Tu no te metas!! —esa oscura voz hizo temblar todas las bases sedimentales de todo el palacio.

—Goy vamos, podemos hablarlo... —Mikan levantó la mirada al escuchar como varios árboles gigantes se habían plantado fuera del palacio. Mierda.

Chase se aferró al brazo de su padre cuando vió que por debajo de todas las puertas comenzaban a entrar las raíces de los árboles.