Capítulo 18: Intolerancia.

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—¡¿Cómo se te ocurre ocultarme esto?! ¡¿Estás loco?!

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—¡¿Cómo se te ocurre ocultarme esto?! ¡¿Estás loco?!

—¡¡Esto no es asunto tuyo!!

—¡¡Se supone que también es mi hijo!! ¡Tengo que saberlo!

Darling levantó la mano y él casi instintivamente guardó silencio.

—Tu fuiste el culpable de esto. Tu lo hiciste y ahora debes aguantarte. —Mikan frunció el seño al escucharlo.

—Puede ser un demonio...

—No. —respondió con seguridad aunque segundos después bajó la mirada apretando la mandíbula. La duda en su mente se hizo presente al saber que había una mínima posibilidad—. Si llegara a ser un demonio lo mataré apenas nazca.

—No lo harás.

—¿Y que harás tú? —acercó su mano al rostro de Mikan poniéndolo nervioso cuando empezó a sentir un ligero calor en su piel—. No olvides que los demonios deben morir...

—Déjame entonces...

—No perderé mi tiempo en esto... —se dió la vuelta pero Mikan no se iba a dejar excluir.

No de nuevo...

¡¡No de nuevo!!

—No te dejaré ir... —susurró. Darling puso sus ojos en blanco y sin saberlo experimentó el poder de Mikan.

...

Ese mismo día del otro lado de la ciudad, Gio en el mundo humano, había subido hasta el edificio más alto que se encontró simplemente para ponerse a pensar en todo y en cualquier cosa que se le ocurrieran, estando sentado en el borde de la azotea recordaba todo lo que había visto ese día.

Ya se le había cuántas veces había llorado por el mismo tema.

Limpió su rostro por quien sabe cuánta vez.

Su guardián volaba de un lado a otro sin saber que hacer para tranquilizar a su amo, era muy extraño, en todo el tiempo que llevaba siguiéndolo jamás lo había visto así. Su temperamento era fuerte y parecía inquebrantable, pero ahora solo lloraba. Su mirada había cambiado, su expresión, su forma de caminar, su forma de comer, ahora solo inspiraba tristeza. Tristeza y desolación.

Salió de sus pensamientos cuando repentinamente Gio lo agarró del cuello con fuerza llevándolo hasta el borde del edificio mientras lo miraba con rabia.

—¿Señor...?

—Todo lo que se suponía que pasaría, ¡Está pasando...! ¡Nada está cambiando...!

—¿Señor? —agarró el brazo de Gio esperando a que lo soltará pero él no parecía querer ceder.

—He hecho cosas y no he dejado de hacer cosas... ¡Y todo es igual! ¡¡No importa que haga o lo que no haga, todo sigue pasando igual!!

El Oscuro Brillo de la Luna. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora