El Oscuro Brillo de la Luna. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] II

Capítulo 49: Reclamos.

«Chase.», escuchar a Gurui hizo que detuviera su caligrafía.

—¿Que pasa?

«¿Me dejarías hablar con Gratt por un rato?»

—¿Ahora?

«No. Cuando puedas, termina tus deberes.»

...

Gratt se quedó con la mirada baja cuando su padre lo interrogó acerca de la existencia de Mikael, no fue capaz de hablar cuando ya lo tenía ya de frente.

Manly por su parte seguía hasta inquieto, sabía de la existencia de ese extraño demonio que seguía a Gratt, también sabía que se escondía y ciertamente lo hacía bastante bien, no tenía peso, no tenía olor, no producía sonido, ni siquiera lo escuchaba respirar, no percibía su presencia en ningún lugar del bosque...

Era más silencioso que Wiler, simplemente impresionante.

—¿Podrías dejarlo pasar, papá?

—No. —le contestó abruptamente—. Estoy un poco decepcionado de que me escondieran eso, pero podría dejar pasar ese pequeño detalle si me das la información que quiero.

—Realmente no sé cómo pasó... Mikan tampoco lo sabe, es algo que... Justo ahora no tiene explicación...

—¿Me dejarías verlo?

—¿Tengo otra opción?

—Me temo que no... Estoy siendo hasta considerado de no haberlo matado ya. Deberías tenerlo en consideración.

Gratt suspiró, en cierta parte le parecía raro que eso no hubiera pasado, su padre estaba siendo muy paciente. Mikan seguía en el palacio temblando y llorando en un rincón. Gratt respiró profundamente y le abrió un camino directo a Mikael para que pudiera llegar.

Manly se enderezó viéndolo llegar, ya lo había visto una vez, pero ahora... Con cada paso que daba hacia ellos, cada miserable paso era imponente, no era solo el espíritu de Mikanel, parecía ser que el misterios invasor blanco también tenía ciertos grados de poder, no tanto como para emparejar a Mikanel, pero tenía lo suficiente para hacer que Mikael fuera más escalofriante.

No sería un recesivo, no parecía tener más de veinte años, ese tipo de aura no la producía un recesivo.

El niño se colocó junto a Gratt mirándolo de forma amenazante aunque los latidos desesperados de su corazón delataron el terror que cargaba ese pequeño cuerpo.

—¿Tiene nombre?

—Se llama Mikael. —Manly creyó que era mentira pero si se llamaba Mikael.

—No parece ser recesivo.

—No lo es. Tiene energía dominante. —su padre le levantó la barbilla y ese par de ojos dorados se miraron fijamente. El bloqueo cerebral había sido efectivo, el niño no lo reconocía.