Capítulo 61: Poder.

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Megoro se había ido

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Megoro se había ido.

Gratt sentía como Goy estaba más malhumorado de lo usual, había una furia en su corazón que decía siempre tener cuando Megoro se iba pero en unos días se le pasaría. Le prometió volver a traerlo cuando todo estuviera bien. Levantó la mirada.

Quien sabe cuándo sería eso...

Todo era un desastre, habían tenido que matar a mucha gente que se revelaba en contra de ellos, la guerra siempre traía fieles, no se podía cambiar los ideales de una persona de un día para otro y era mucho mejor eliminarla, así se ahorraban problemas a futuro y se imponía respeto y autoridad a los demás que quedaban. Aunque el que se encargaba de esas ejecuciones era él, se le resultó fácil desde que aprendió a usar su expansión de energía, ni siquiera tenía que usar sus manos y evitaba ensuciarse.

...

Caminó hacia el bosque teniendo a su hijo en su espalda mirando todo con asombro. Demin, ese era su nombre, había nacido antes de lo esperado y ya había mostrado su forma humana pero sin dudas era un alivio para su cansada mente, se la pasaba en su espalda mirando todo con ilusión mientras agarraba su cabello. Al llegar a su casa él se bajó de su hombro y comenzó a correr persiguiendo a Rubí.

Se sentó en la entrada de la cabaña y respiró profundamente, ¿Tendrían tiempo para descansar algún día? Cada segundo se sentía más pesado que el anterior. Hizo aparecer a esas dos almas sobre su mano, sin dudas esperaba otra reacción al morir pero él parecía ser el más feliz con su muerte. Jamás había visto esa sonrisa en su padre. Jamás lo había visto sonreír.

Las hizo desaparecer cuando Demin corrió hacia él, se acostó sobre sus piernas y se quedaron en silencio mirando el aire pasar. Gratt acarició su cabello y suspiró. Tenía un hijo ahora...

Justo ahora sentía vergüenza de si mismo por haberle propuesto a Mikan a hacer una cosa así, había funcionado su idea pero no dejaba de ser algo tan impropio. Esperaba con toda su alma que Demin jamás le cuestionara acerca de su procedencia. Quizás era inevitable esa situación, su padre era él y su madre era Mikan, su hermano. Cubrió su rostro. Demin rió.

—Tienes la cara roja. —una rama lo tomó de la pierna y lo jaló llevándolo lejos, Gratt revolvió su cabello y respiró profundamente tratando de controlarse.

Goy lo hizo dormir y respiró profundamente ladeando su cabeza hacia la puerta de la cabaña sintiendo a la presa por fin despertar.

...

Ese momento jamás lo olvidaría, estando en una habitación de esa cabaña y sentir esa presencia a sus espaldas...

Kartny giró su cabeza con lentitud encontrándose con Gratt, no, era Goy, mirándolo de forma seria y amenazante, en silencio, jamás había estado frente a un espíritu principal, no pudo moverse, no podía respirar bien. Su energía, su mirada, su aura y su esencia era imponente, no podía... moverse...

El Oscuro Brillo de la Luna. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora