Desde ese día... Gratt notó a Goy más decaído, se mantenía en silencio por días y cuando le preguntaba algo al azar él solo le contestaba con palabras vacías y unilaterales que casi siempre llevaban a nada.
No podía ignorar el hecho de que al libro se le hubieran añadido casi diez hojas en una semana, sabía que primero recopilaba información para después hacer el hechizo, pero parecían anotaciones sin sentido y no las típicas que iban siempre a lo preciso. Algo le pasaba a Goy.
Y ese decaimiento terminaría con la persona menos pensada.
...
Megoro estaba sentado afuera de la cabaña mirando el oscuro y estrellado cielo cuando sintió una presencia detrás de él y solo bajó la cabeza a sus piernas.
—Mi señor...
—¿No puedes dormir Megoro?
—Si dormí, desperté hace poco, solo quería mirar el cielo. ¿Y el señor Gratt?
—Está dormido.
—Ha estado un poco raro estos días mi señor. —Goy movió los ojos a Megoro, suspiró.
—¿Se me nota mucho?
—Un poco. ¿Se ha sentido mal desde que habló con el señor Gurui?
—¿Crees que me he estado relajando mucho Megoro? —le preguntó sentándose a su lado.
—Si. —esa respuesta tan rápida y tan abrupta dejó a Goy bastante inquieto, aunque eso no era lo único que diría—. Aunque... Llevo muchos años con usted y jamás lo había visto con la guardia tan baja. Quizás es porque tiene un heredero fuerte y el tercer espíritu está encerrado.
—Si... Quizás me estoy confiando demasiado...
—Pero... Tampoco está mal tomarse un descanso, mi señor. —Goy lo miró y Megoro levantó su mirada hacia él—. Cuando lo ví tan tranquilo solo pude preguntarme, ¿Cuando fue la última vez que lo ví así de tranquilo? —Megoro le sonrió—. Me gusta verlo así de relajado, mi señor... Se ha mantenido en tensión durante años, ¿No creé que se merece aunque sea un momento para usted?
Goy bajó la mirada a sus manos y se quedó en silencio. ¿Quien más aparte de Megoro le podía hablar con tanta franqueza? Esa era sin dudas una increíble pregunta... ¿Cuando fue la última vez que había estado así de tranquilo? Cuando renacía sentía la necesidad de obligar a su heredero a entrenar y sobreexplotarlo sin piedad hasta que estuviera en un punto donde su cuerpo no se destruyera con la cantidad de poder que su región le otorgaba.
Pero al estar en Gratt simplemente... Se sintió en calma. Nunca tuvo que exigirle entrenar porque Gratt lo hizo voluntariamente siendo bastante joven.
—Creo que no debería preocuparse mucho por la situación, mi señor. El señor Gurui solo tiene miedo del tercer espíritu, pero si algo llegará a pasar usted me tiene a mi, podría morir para usted si me lo pidiera.
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El Oscuro Brillo de la Luna. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] II
Fantasy"Lentamente... Intensamente..." Todas esas emociones desconocidas llegan juntas de golpe a un mismo cuerpo deteniendolo de cualquier tipo de movimiento... "Sangrientamente... Interminablemente..." ¿De eso se trataba la vida? ¿De forma constante se s...