El Oscuro Brillo de la Luna. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] II

Capítulo 13: No Hay Calma.

Gratt se quedó en su casa bastante tiempo para tratar de calmar su desesperada y confundida mente. El árbol que lo seguía de vez en cuando le pasaba alguna fruta y él se la comía sin preguntar. Sabía que el árbol conocía lo que estaba pasando en su mente y estaba buscando de alguna manera mantenerlo tranquilo. Gratt respiró profundamente y colocó ambas manos encima de la tierra un poco separadas dejando ir su energía y salió de repente una pequeña y hermosa rosa con todo su tallo repleto de espinas.

Eso realmente no lo tranquilizaba...

Estaba calmado pero algo lo inquietaba...

—Rubí, no me gusta... —se interrumpió, el árbol sintió un ligero temblor, Gratt abrió los ojos en ese instante, levantó la mirada y enterró sus dedos en la tierra—. Hay alguien en mi bosque... —lo escuchó darle la razón—. Tráelo a mi...

Gratt se quedó inmóvil por unos segundos, abrió los ojos y al ya estar verdes tenía el control, Rubí dirigió hacia él una rama y se enrolló en su brazo.

Gratt volvió su mirada a la rosa.

—¿Que hace alguien tan adentro de mi maldito bosque? —dijo con bastante ira—. Nadie puede entrar en mi maldito bosque... —apretó su mandíbula y frunció el seño molesto—. ¿Quien se atreve a entrar en mi bosque sin permiso?

Y un árbol emergió de la tierra tan repentinamente que lanzó por los aires al temerario guardián que sin pensarlo se había perdido en el gigantesco bosque.

...

El guardián miró el suelo cuando esté comenzó a temblar cada vez más acercándose a él, su mente le dijo corriera y así lo hizo pero en menos de lo que se espero una gruesa rama se estrelló contra su rostro elevándolo por los aires y segundos después cuando pensó que se golpearía con el suelo en el impacto de regreso, una rama lo atrapó enrollandose en su pecho y cintura, rápidamente el guardián supo que moriría, el bosque frente a sus ojos dió por lo menos unas ochenta vueltas antes de cerrarse completamente sentenciando su vida y lo llevó más hasta el centro del bosque.

Gratt estando sentado en el suelo esperando abrió los ojos cuando la rama que traía al guardián llegó hacia él. El guardián estaba temblando entre la rama viendo a Gratt, viendo por primera vez... frente a frente... a alguien de la realeza...

—¿Por qué estás en mi bosque?

—¡Lo siento señor...! ¡Enserio, discúlpeme...!

—¿Que hacías en mi maldito bosque? —apretó un poco su mano poniendo más nervioso al guardián.

—¡Lo siento señor...!

—¡¿Que hacías en mi maldito bosque?!

—Señor... ¡Enserio lo siento...!

—¿No me vas a decir? —el guardián apretó sus labios y Gratt asintió levemente, pasó su lengua por sus labios y volvió a asentir—. Rubí... Adentro...