🔥CAPITULO 50🔥

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EDITARADO

💘<<{Edeline}>>💘

Alessandra: Él me entrego con ese hombre, le debía mucha plata y yo era virgen, la moneda de cambio perfecta para él, o su hijo, pero el niño tenía 6 años en ese entonces.

«No iba a permitir que ultrajaran a su primo, aunque fuera su padre el que quería hacerlo.»

Edeline: ¿Hace cuánto fue eso?

Alessandra: Dos años, fui la que más tiempo estuve ahí, las demás después de los seis meses perdían las esperanzas y se suicidaban.

«Tuvo esperanzas y luchó, va a estar bien.»

Por supuesto, la vamos a ayudar.

Edeline: ¿Qué hay de tu primo?

¿La estará pasando mal con ese señor?

Alessandra: Después de que me llevaron no supe más nada de ellos, no sé si resultó vendido a otra persona o si le hizo algo, pero siempre dije que el día que escape de ese lugar lo buscaría y lo sacaría de las garras de su padre.

Parece que estoy reviviendo la historia de mi hermana, y yo soy ese niño.

Edeline: ¿Quieres que lo vayamos a buscar?

Levanta su cara para mirarme fijamente.

Alessandra: ¿Harían eso?

Edeline: Claro, estamos para ayudar y nada me haría más feliz que salvar a ese niño de terminar en un infierno.

Alessandra: Pero no tengo a dónde llevarlo, ni trabajo, ni siquiera puedo estar con otra persona que no seas tú.

Edeline: Por eso no te preocupes, tengo una casa enorme, con muchos juego y juguetes que a tu primo podrían gustarle y varias habitaciones para que se queden.

Alessandra: No me gustaría abusar de esa forma.

Edeline: No es nada de eso, estaría feliz de ayudarlos, aparte no es por presumir, pero tenemos más dinero del que algún día podríamos gastar.

Se ríe de eso, logré sacarle una risa sincera, me conformo por hoy, es un gran avance.

Alessandra: ¿Seguro que no sería problema para ti tenernos a mi primo y a mí irrumpiendo en tu hogar?

Niego con la cabeza.

Edeline: Por supuesto que no, entonces qué dices ¿Quieres que lo vayamos a buscar?

Alessandra: Sí por favor.

Edeline: Bien, pero después que te saquen sangre para saber que estás bien de salud y que puedas hablar con un psicólogo.

Hace una mueca.

Alessandra: Bueno, ¿Puede ser mujer?

Estaba más que claro que no iba a querer un hombre, ninguna de las mujeres de aquí. Adaris también pensó en eso, y contrató en su mayoría mujeres.

Edeline: Si niña.

Alessandra: ¿Puedes quedarte conmigo cuando ella esté aquí?

Si la hace sentir segura, asiento con la cabeza y mira un «gracias».

La doctora entra junto con la psicóloga, le sacan sangre y trae unos aparatos para radiografías, ecografías y varios chequeos más que casi hacen querer correr a Alessandra.

Después se acuesta en la cama mientras la psicóloga le hace preguntas, que contesta después de mirarme y que le afirme con la cabeza, que está bien, que responda.

No lo necesita, no aquí, pero después de dos años lo tiene muy arraigado.

Le cuenta que tiene 15 años, se llama Alessandra Leone, la única persona que ama es a su primo Tomasso, también le cuenta muy costosamente que fue abusada sexualmente de forma vaginal, anal y por su boca, le preguntan que le gustaría hacer después de recuperar a su primo.

Me encantaría saber eso.

Estudiar, aprender defensa personal, quiero terminar el instituto, trabajar para mantener a Tomasso, responde.

Va a aprender mucho más que a defenderse.

Después de su consulta y de prometer que la acompañaría a las próximas, fuimos con mis hombres a la dirección que ella nos dio dónde vivía su tío. Ellos van en una camioneta aparte para no incomodar a la niña.

No es la misma dirección que me dio Adaris cuando lo investigó, pero no se lo dije.

Después de no encontrarlos dónde ella dijo, fuimos a dónde sabía que estarían, la zona más peligrosa de toda Sicilia, los autos caros llamaban demasiado la atención. Frenamos frente a unos edificios, uno pegado al otro, de varios apartamentos, las sogas con ropa secándose pasa de ventana a ventana por cada uno de ellos.

Nos bajamos, la niña aprieta con fuerza mi mano cuando ve a la gente acercarse a nosotros, me paro firme, intimidando solo con la mirada.

Edeline: No tengas miedo Alessandra —la hago darse vuelta para ver a mis hombres que le sonríen a una distancia prudente— sé que les temes, pero ellos no te harán daño, ellos me ayudaron a salvarlas, si algo sucede y no estoy cerca, quiero que los busques, tranquilamente se podrían entre ti y una bala.

Luc: Pequeña, tenemos que movernos, la gente está empezando a acumularse.

Es cierto, se juntaron todos o la gran mayoría de aquí, interrumpiendo el paso y desesperando a la niña. Vuelvo a caminar hacia las escaleras, su tío y primo están en el 3er piso, puerta2b, la gente hace espacio en medio para dejarnos pasar.

Subimos recorremos todas las puertas hasta llegar a la deseada, no iba a golpear, ni en sueños, pero para no hacer movimientos bruscos que exaltan a Alessandrasolo giro el picaporte y se abre sola.

Entramos, hay botellas de alcohol por todo el suelo, jeringas, un sofá que parece tener más polvo y mugre que vida, platos sucios acumulados en la bacha, seguimos hasta una habitación, la cama en el mismo estado que el sofá, hay un hombre entre dormido y muerto.

Edeline: ¿Ese es tu tío?

Asiente.

Entonces espero que este muerto, pero me equivoco porque en cuanto le doy una patada al pie que está colgando se sobresalta y cae al suelo.

Se limpia los restos de baba de la cara antes de ponerse a la defensiva cuando logra vernos a través de la nube de alcohol y droga.

Da asco.

La niña parece que quiere hablar, pero en el momento en que los ojos del hombre se posan en los suyos se acobarda.

Eso cambiará muy pronto.

Edeline: ¿Dóndeestá el niño?

Asco de tío: ¿Cuál?

Alessandra: ¡Tomasso, dóndeestá, tu hijo, jodido drogadicto!.

Me gusta, tiene carácter, la fierecillaestá escondida.

Asco de tío: Oh, ese estúpido niño debe estar en algún lado de aquí pidiendo comida, es lo único que sabe hacer.

No me voy a alterar por sus palabras, aunque me pique la mano por clavarle una navaja en el medio del cráneo, hay niños aquí, me gusta que los grandes me teman, pero no los infantes.

Edeline. 2°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora