Escenario.

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Contexto: son vampiros.

Era gótica.

...

𝕬𝖑𝖇𝖊𝖉𝖔:

Es de esos que lo encuentras en su laboratorio todos los días pero con las cortinas cerradas. Siempre que entras a su rincón de la cede siente un olor intenso proveniente de tu sangre, batallaba mucho para calmarse contigo a un lado.

-¿Estás bien? -Preguntaste, él solo asintió incómodo.

Por un momento pensaste que tal vez le caes mal y lo dejaste de visitar (eras solo una practicante más). Albedo se sintió muy mal por eso ya que no midió muy bien sus acciones, es ahí cuando repentinamente tienes una visita nocturna de unos ojos azul agua clara.

Despertaste por la inquietante mirada y al fijarte frente a ti, estaba él de pie con su gabardina blanca que brillaba bajo la luz de la luna. Lo que más hacía resaltar eran sus ojos inhumanos que siempre te parecieron un misterio pero solo lo dejaste pasar.

-¿Albedo? -Observaste que caminó a ti y se sentó a tu lado en la cama.

-No quise que te vayas. Nunca me has molestado si es lo que pensabas. -Contestó a tus dudas mentales, casi como si te leyera la mente.

Después de eso pensó que sería bueno confiarte su secreto ya que te estima mucho y le gustaría ser algo más. Quedaste en shock pero no moviste ni un músculo y solo pediste perdón por incomodarlo con tu olor.

-Te perdono, pero me gustaría más bien sacarme de mis dudas. -Y miró directamente a tu cuello. No supiste qué decir y miraste a otro lado para pensarlo.

-¿Duele?

-Un poco. -Tomaste un fuerte respiro y ahora lo miraste determinada.

-Bien, solo un poco. -Alzaste el mentón y Albedo lentamente se acercó a tu cuello.

Lamió la piel expuesta por tu pijama y sentiste una calidez extraña, pero todo se fue rápidamente cuando te mordió y una punzada en tu columna te recorrió. No supiste cuánto duró pero no fue mucho, aún así parecieron horas eternas de cómo te succionaba.

Al despegarse de ti bajaste la cara y lo miraste sonrojada, el rubio no lo aguantó más y te besó. No era la sangre la que deseaba probar del todo, tal vez solo un 50%.

...

𝕬𝖞𝖆𝖙𝖔:

Para ser la mano derecha de la reina de los vampiros, él es realmente carismático y simpático con las personas, en especial con humanos.

Un día visitabas una catedral a petición de tu madre y tu futuro prometido quien anhelaba formar un lazo contigo cuánto antes. Era un humano promedio que no aportaba mucho a tu vida y al cual no amabas de nada, pero no pudiste objetar nada debido a que aún dependías de tus padres. Aquel chico simplemente te ha pedido por tu cara bonita y nunca quiso conocerte, todo era mero compromiso para socializar con tu familia.

La catedral a la que llegaron parecía extraña, al entrar era todo diferente y habían personas vestidas más oscuro de lo normal. Te pareció curioso ya que tu madre odia los tonos oscuros y sobre todo tu prometido que prefiere verte con colores llamativos. Miraste a todos interesada hasta que tus ojos divisaron unos color azul claro, tan azules como el cielo y suaves como las nubes. Éstos te miraban también, sus miradas chocaron tan dramáticamente que incluso el corazón se les aceleró.

Pero todo se derrumbó cuando tú prometido te tomó de la muñeca y jaló de ella para acercarte a él.

-¿Qué tanto miras?

Genshin Impact;; [Boys x Fem!reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora