4:"El desconocido"

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(Belinda)

Me desperté por los rayos de luz que se cuelan por mi ventana, no hace calor, pero si hay sol y eso me gusta, es un nuevo día, en un nuevo lugar. Fui hacia el baño de mi nueva habitación y me aliste para bajar y desayunar con mi familia.

El olor a café me hace llegar a la cocina, mi mamá está preparando el desayuno.

— Hola mami Buenos días — le digo a mi madre para que sepa que ya estoy aquí.

— Hola cariño, ¿cómo estás? — me responde ella.

— Súper mega bien ¿y tu? — le pregunto con una sonrisa que me delata.

— Me alegro mi niña, bien porque ustedes están bien, ¿por qué te levantaste temprano? si hoy no vamos a salir beli — mi mamá me pregunta a lo que yo sonrió.

Obviamente sabía que hoy solo era para descansar, pero yo no tenía planeado solo descansar. Quiero salir.

— Bueno mami, es que... Yo quería ir a pasear por ahí, y como se que ustedes no quieren ir, me preguntaba ¿si podía ir sola? — le pregunté a mi mamá con un brillo en los ojos esperando su respuesta.

— No lo sé... — inquiere dudosa — Vale, está bien. Pero no llegues muy tarde, ve mi niña y disfruta, pero con seguridad — me dice a lo que yo asiento.

Pasan los segundos y seguimos hablando te otros temas distintos, desayunamos y hablamos otro rato más, hasta que le dije que ya me iría a pasear y conocer la ciudad.

— Está bien, pero ten mucho cuidado, me avisas cualquier cosa. Anda y disfruta me cuentas si pasa algo interesante — es lo último que me dice mi mamá y me guiña un ojo, río antes su ocurrencia.

Por una parte se que mamá quiere que conozcamos personas para sentirnos bien aquí. Pero es raro verla prácticamente querer que salgamos y hagamos amigos.

Subo a mi habitación y busco mis cosas, lo necesario, mi bandolero, celular, dinero y esas cosas.  No se que colocarme, digamos que no se muy bine como es el clima aquí y no quisiera salir muy abrigada y morirme de calor o muy descubierta y morirme de frío.

Optó por una camisa manga larga color negro, una falda sin vuelo café oscuro de cuadros, unas medias ligeras negras junto a unos botines altos negros y una gabardina negra. Digamos que no quiero llamar mucho la atención y no se cómo vestirme también. Bajo las escaleras y al parecer encontrarme frente a la puerta respiro ondo y salgo.

Al salir todo es diferente a mí país, todo es frío y silencioso, camino unos 10 minutos, hasta llegar a una cafetería. Es muy linda, afuera tiene unas mesas donde hay un florero central que las acompaña a cada una.

Sigo hasta llegar a dentro del lugar, una sonrisa cruza mi labios al verlo, todo es muy lindo, ordenado, los trabajadores por todo lugar y los clientes pidiendo una que otra cosa, sigo caminando hasta llegar al taburete del lugar.

Gracias al cielo ya estás 2 semanas estábamos practicando el ruso, por qué si no, que sería de mi ~ pienso.

— Hola, buenos días señorita, me puede dar un capuchino y una pastel por favor — le pido a la chica de la barra.

— Hola, buenos días si claro, entre un momento se lo llevan, por favor tome asiento. — me termina por decir la chica con un perfecto asentó ruso, y yo voy a tomar mi asiento.

Pasan los segundos y el capuchino y el pastel llegan a mi, agradezco por el pedido y comienzo a comer, no sin antes haber pagado. Esto está riquísimo, no ha pasado mucho desde que estoy aquí y ya me encanta su comida, aunque es dulce.

La Magia de la Mafia © [La Mujer del Mafioso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora