(Belinda)
Damián me tenía rodeada por sus brazos mientras me sentía protegida por el, estaba dormida sobre su pecho y empecé a dejar caricias por su abdomen marcado. Sentí como su mano empezó a hacer caricias por mi cuero cabelludo lo que hizo unas pequeñas cosquillas por el cuerpo.
— Buenos días pequeña ángel — dice con su voz ronca por acabarse de despertar.
— Buenos días Damián — digo feliz mientras me volteo para verlo y dejarle un suave beso en los labios.
— Me encanta despertar así, ojalá y sean todos los días — dice con una sonrisa lo que hace estremecer algo en mi.
— Y a mi — me terminó de acostar completamente encima de Damián y este solo me sonríe malisiosamente.
Se termina por voltear en un movimiento ágil dejandome debajo de el y apoyándose con una mano para no dejar todo su peso sobre mí. Empieza un camino desde mis muslos hasta llegar a mi cintura y sujetarla, en sus ojos se que quería subir más pero necesita mi aprobación. Tomo su mano con la mía y la guio a mi pecho dejándola ahí y coloco mis manos arriba agarrándome de la cama para dejar que el haga su trabajo, el me ve con lujuria y amor, su mano posicionada en mi seno empieza a hacer masajes suaves. La intensidad en su mano aumenta y siento como mi cuerpo pide más, empiezo a jadear un poco y el se apoya un poco más de mi en su parte baja, siento como su miembro está duro lo que me hace gemir y que escuchar como el murmura "mierda". Termina por besarme con posesión y fiereza.
— Eres mía pequeña ángel, solo mía y de nadie más — dice Damián mientras se acuesta en la cama y me acuesta sobre el.
— ¿Solo tuya? — pregunto.
— Solo mía.
Damián suele ser muy posesivo conmigo hasta el punto de no dejar que ningún hombre se me acerque, el siempre es muy protector cuando es respecto a mi. Me iba a levantar pero Damián me tomo por la cintura y me pegó a su cuerpo.
— Damián quiero conocer tu casa, así no me pierdo cuando no estés — digo para que entienda.
— No es necesario, si me tengo que ir te llevo conmigo. No te dejaría sola ni un segundo — dice de forma rápida y serena.
— Pero yo si quiero conocer el lugar — digo haciendo un puchero y el rueda los ojos.
— Está bien, pero deja de convencerme en todo lo que quieres — dijo acusándome.
— Culpa mía no es — dije sonriendo y el solo me termina por cargar para llevarme al cuarto de baño.
— Te gusta tenerme cargada siempre, no me has dejado caminar desde ayer — digo recordando que no me quiere soltar.
— Créeme que no te dejaré caminar, pero de otra forma, que no podrás ni mover las piernas — dice malisiosamente y yo solo me sonrojo.
Oh por Dios.
¿Sexualmente?
Damián y yo llegamos al cuarto de baño, donde el abre la regadera y me deja sobre mis pies para que me pueda bañar.
— Nos vemos al rato pequeña ángel — dice mientras se retira y me deja sola.
Yo solo me fuí directo a la ducha para tomar mi baño, después de haber aplicado mis cremas y demás cosas, me coloqué un vestido que Damián había dejado para mí color amarillo suave con la costura en morado que se hacía ver lindo. Damián si se tomaba en serio lo de verme con vestidos, terminé por salir para que Damián pudiera tomar un baño, cuando salí Damián solo tenía envuelta una toalla en sus caderas lo que dejaba ver su tonificado cuerpo.
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La Magia de la Mafia © [La Mujer del Mafioso]
Random¿Dónde comienza la magia de las cosas? No lo sabes, pero sabes que en todo hay una pizca de ella, y cuando comience te darás cuenta que será la magia de la mafia. ¿Creerías que toda tu vida cambiaría solo por un viaje? Yo sí, y la mía fue así. Soy...