37:"Ella y yo"

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(Belinda)

Todo era suave.

Todo es suave.

Sentía tanta comodidad al estar ahí.

Pero...

¿Ahí dónde?

Me desperté después de ese pensamiento, y sentía los brazos de Damián rodearme, en un semblante algo protector. Después de eso recuerdo todo lo ocurrido ayer, y mis mejillas y gestos faciales cobran vida propia; sonrió inconscientemente y mis mejillas se ruborizan. Me remuevo para verlo de frente mientras duerme, el me permite y alza un poco su brazo dándome movilidad, cuando lo tengo de frente, se ve tranquilo y relajado; sin preocupaciones o alteraciones. Veo su pecho y mi mano da un paseo por el. Vuelvo a su rostro y sin poder quitar la mirada de el, me quedo viendolo fijamente, se ve tan perfecto pero demandante y masculino. Me quedo totalmente sumida en su belleza. Hasta que escucho su voz pero si abrir sus ojos.

— Amanecí tan mal que me quedas observando por rato — dice empezando a abrir los ojos y mis mejillas sonrojar — Buenos días pequeña ángel.

— Buenos días Damián — digo evitando lo primero.

— ¿Cómo amaneciste pequeña ángel? — me pregunta mientras acaricia mi cabello y gracias por olvidar el tema.

— Bien, bien ¿y tú? — le respondo y pregunto al instante.

— Bien porque desperté a tu lado — dice mientras me besa, es un beso suave y cariñoso.

Nuestro beso dirá unos minutos y después nos separamos.

— ¿Qué quieres desayunar pequeña ángel? — me pregunta mientras acaricia mi rostro.

— Bueno, no lo sé. Lo que sea estaría bien, tengo un poco de hambre — le hago saber.

— Bien y si lo sé, me imagino. Ayer solo comiste las fresas, y debes comer bien — me dice abrazándome y parándose de la cama — En el baño está lo que te pondrás hoy, y no te preocupes pequeña ángel, tu mamá te escribió y le dije que te quedarías en el instituto.

Ok eso no lo sabía, y oh dios Damián piensa en todo. Pero...

¿Me quedaré todo el fin de semana?

— ¿En que piensas? — me pregunta Damián dándome un beso en la coronilla.

— Eh... ¿Me quedaré... Todo el fin de semana? — le pregunto intentando completar la oración.

— Si pequeña ángel. No tendrás escapatoria, este fin serás solo mía — dice y me roba un beso.

— Pero tendré que volver al instituto, pueden decir que no estaba ahí — le digo pero el parece tener todo calculado.

— De eso no te preocupes pequeña ángel, yo ya lo arregle. Tu solo relájate que este fin es para que todo vuelva a ser como antes — dice y se va de la habitación.

Bueno ok, joder, en serio Damián es tan fabuloso. Ya Belinda deja de pensar, mejor anda a bañarte. Organizó mis pensamientos y voy al baño y como dijo, ahí estaba mi ropa, lista para mí. La verdad es bastante linda, tienen buenos gustos; es un vestido azul casi blanco, volado y ajustado en la cintura. Me gusta.

Pero no olvidemos la lencería, es blanca y en serio, nunca creí ponerme algo como esto en la vida, tiene unas pequeñas zapatillas color plateado.

Después de observar mucho lo que me iría a colocar, me decido y voy a la ducha. Creí que yo la llenaría pero no, me equivoqué. Ya está llena, es agua tibia y olor tulipanes, se ve totalmente hermosa. No aguanto y me sumerjo en ella, mi piel recibe muy bien la tina, me relajo, esto me ayuda mucho; además que ayer pase casi todo el día en la playa. 1 hora después tengo que salirme de la ducha porque escucho unos toques en la puerta.

La Magia de la Mafia © [La Mujer del Mafioso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora