(Belinda)
Todo era suave.
Todo es suave.
Sentía tanta comodidad al estar ahí.
Pero...
¿Ahí dónde?
Me desperté después de ese pensamiento, y sentía los brazos de Damián rodearme, en un semblante algo protector. Después de eso recuerdo todo lo ocurrido ayer, y mis mejillas y gestos faciales cobran vida propia; sonrió inconscientemente y mis mejillas se ruborizan. Me remuevo para verlo de frente mientras duerme, el me permite y alza un poco su brazo dándome movilidad, cuando lo tengo de frente, se ve tranquilo y relajado; sin preocupaciones o alteraciones. Veo su pecho y mi mano da un paseo por el. Vuelvo a su rostro y sin poder quitar la mirada de el, me quedo viendolo fijamente, se ve tan perfecto pero demandante y masculino. Me quedo totalmente sumida en su belleza. Hasta que escucho su voz pero si abrir sus ojos.
— Amanecí tan mal que me quedas observando por rato — dice empezando a abrir los ojos y mis mejillas sonrojar — Buenos días pequeña ángel.
— Buenos días Damián — digo evitando lo primero.
— ¿Cómo amaneciste pequeña ángel? — me pregunta mientras acaricia mi cabello y gracias por olvidar el tema.
— Bien, bien ¿y tú? — le respondo y pregunto al instante.
— Bien porque desperté a tu lado — dice mientras me besa, es un beso suave y cariñoso.
Nuestro beso dirá unos minutos y después nos separamos.
— ¿Qué quieres desayunar pequeña ángel? — me pregunta mientras acaricia mi rostro.
— Bueno, no lo sé. Lo que sea estaría bien, tengo un poco de hambre — le hago saber.
— Bien y si lo sé, me imagino. Ayer solo comiste las fresas, y debes comer bien — me dice abrazándome y parándose de la cama — En el baño está lo que te pondrás hoy, y no te preocupes pequeña ángel, tu mamá te escribió y le dije que te quedarías en el instituto.
Ok eso no lo sabía, y oh dios Damián piensa en todo. Pero...
¿Me quedaré todo el fin de semana?
— ¿En que piensas? — me pregunta Damián dándome un beso en la coronilla.
— Eh... ¿Me quedaré... Todo el fin de semana? — le pregunto intentando completar la oración.
— Si pequeña ángel. No tendrás escapatoria, este fin serás solo mía — dice y me roba un beso.
— Pero tendré que volver al instituto, pueden decir que no estaba ahí — le digo pero el parece tener todo calculado.
— De eso no te preocupes pequeña ángel, yo ya lo arregle. Tu solo relájate que este fin es para que todo vuelva a ser como antes — dice y se va de la habitación.
Bueno ok, joder, en serio Damián es tan fabuloso. Ya Belinda deja de pensar, mejor anda a bañarte. Organizó mis pensamientos y voy al baño y como dijo, ahí estaba mi ropa, lista para mí. La verdad es bastante linda, tienen buenos gustos; es un vestido azul casi blanco, volado y ajustado en la cintura. Me gusta.
Pero no olvidemos la lencería, es blanca y en serio, nunca creí ponerme algo como esto en la vida, tiene unas pequeñas zapatillas color plateado.
Después de observar mucho lo que me iría a colocar, me decido y voy a la ducha. Creí que yo la llenaría pero no, me equivoqué. Ya está llena, es agua tibia y olor tulipanes, se ve totalmente hermosa. No aguanto y me sumerjo en ella, mi piel recibe muy bien la tina, me relajo, esto me ayuda mucho; además que ayer pase casi todo el día en la playa. 1 hora después tengo que salirme de la ducha porque escucho unos toques en la puerta.
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La Magia de la Mafia © [La Mujer del Mafioso]
Acak¿Dónde comienza la magia de las cosas? No lo sabes, pero sabes que en todo hay una pizca de ella, y cuando comience te darás cuenta que será la magia de la mafia. ¿Creerías que toda tu vida cambiaría solo por un viaje? Yo sí, y la mía fue así. Soy...