71:"La familia de Damián"

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(Belinda)

Y Damián cumplió su palabra, no volví a estar sola con mis amigas o con Jack en todo el tiempo que estuvieron aquí, porque ya acabo y se tienen que ir.

— Hasta luego Beli, disculpame — se despide Am.

— Todo bien Am.

— Nos vemos Beli, y aunque yo no sabía nada. Gracias, lo he disfrutado mucho y creeme que lo seguiré haciendo — dice Sophie con una sonrisa.

— Eso me alegra, por lo menos no fue en vano — digo refiriéndome a Damián y el susto que pase.

— Adiós Beli...— sus ojos de fijan en Damián — Adiós Belinda, nos vemos luego — se despide Jack.

Damián le había recordado más de una vez a Jack que no tuviera confianzas conmigo y me llamará por mi nombre.

— Nos vemos chicos, los extrañare — digo para cuando ellos ya están en el auto.

Vi como el auto desapareció entre todos esos y Damián no se había separado de mi aún, ya se fueron así que no tiene porque estar junto a mi.

— Voy a mi despacho pequeña ángel, no te alejes mucho por favor — dice Damián con cautelo.

— Está bien, no soy una niña — le reprocho.

— Es como si lo fueras, comes sobre mi regazo, duermes sobre mi pecho, tengo que darte la comida. Eres mi niña — dice por último.

— Pero es porque tú me tienes consentida, no porque yo lo exija — contraatacó.

— Lo que digas mi hermoso ángel — besa mi coronilla y se va hacia su despacho.

Yo por mi parte no se que hacer, que digamos no tengo mucho que hacer pero tampoco nada.

No.

En realidad no tengo nada que hacer.

Así que voy hacia el lugar que me gusta, la cabaña de los sueños.

Desde que Damián me había llevado ahí era lo mejor del mundo, me gustaba ese lugar. Era misterioso pero cuando ya conocías su historia, te parecía mágico. Bueno en realidad a mí me parece un lugar mágico y fantástico, te da intriga el saber cómo es y todo lo que ocurrió en el.

Así que aquí me encontraba, era un poco lejos de la mansión pero podría llegar a pie. Aquí me podría quedar por horas y sin molestarme, además que ya he venido unas tres veces, y he encontrado otros lugares y cosas escondidas.

Que Damián sabía que iría a encontrar, pues había una nota en ellos. El parecía ya saber todo lo que haría o lo que en mi cabeza apareciera una "buena idea"

Termino por ir a ver un cuadro que ya antes había llamado mi atención, habían tres personas en el; un hombre, una mujer y un niño. El parecía tener unos tres o cuatro años de haber nacido, y ese niño debía ser Damián. Ya que sus ojos eran idénticos y con la misma intensidad, solo que aquellos ojos aún guardaban su inocencia y brillo.

Me preguntó una vez más que habrá pasado con su madre, parece el extrañarla pero también sentir rencor y odio ¿hacia que? no sé, pero es obvio que no le gusta recordar eso, su tono de voz cambia muy rápido al ticar ese tema.

Sigo mi camino hasta llegar a la cama donde aquella vez me sentí forzada a entregarme a Damián, pero gracias a los celestiales el me conoce perfectamente bien y supo que aún tenía miedo. Si tengo un poco de vergüenza con el, pues creo que he tardado un poco para entregarme cuando el ha demostrado quererme y cuidarme.

Aún no me siento lista y el lo sabe y lo acepta, unas de las cosas por la que adoro a Damián. La cama continua teniendo otro juego de sábanas similar al de aquel día solo que estás son de seda y blancas, con tan solo acostarme en ellas mi cuerpo se relaja a un cien por ciento, está cama si que es un reino.

La Magia de la Mafia © [La Mujer del Mafioso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora